Basta decir que una cosa pequeña, se puede convertir en una muy grande de abarcar, pero como bien se dice en la parábola del grano de mostaza (Mateo 17.20: Y Jesús les dijo: Por vuestra
incredulidad, porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de
mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá: y se pasará: y nada os será
imposible), haciendo referencia a un endemoniado epiléptico,
podemos llegar a la conclusión de que muchos males que tenemos a nuestro
alrededor, se pueden subsanar con una voluntad adecuada.
No es la intención lo que conlleva la consecución de las
gestas más solemnes, sino lo que hoy día conocemos como factor humano. Es ese
estado de preparación cuasi-infalible, que nos hace pasar en décimas de segundo
de un logro a un fracaso y "si la fortuna varía y los príncipes
continúan obstinados en su natural modo de obrar, serán felices, ciertamente,
mientras semejante conducta vaya acorde con la fortuna misma. Pero serán
desgraciados, en cambio, no bien su habitual proceder se ponga en discordancia
con ella. Sin embargo, pensándolo bien todo, me parece que juzgaré serénamente si
declaro que vale más ser violento que ponderado, porque la fortuna es mujer y
por ello conviene, para conservarla sumisa, zaherirla y zurrarla. En calidad de
tal se deja vencer más de los que la tratan con aspereza que de los que la
tratan con blandura. Por otra parte, como hembra, es siempre amiga de los
jóvenes porque son menos circunspectos más irascibles y se le imponen con más
audacia" (Maquiavelo -Dominio que ejerce la fortuna en las cosas
humanas, y como resistirla cuando es adversa).
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