Reservare

Tu le diste esa ardiente simetría
de los labios, con brasa de tu hondura,
y en dos enormes cauces de negrura,
simas de infinitud, luz de tu día;

Esos bultos de nieve, que bullía
al soliviar del lino la tersura,
y, prodigios de exacta arquitectura,
dos columnas que cantan tu armonía.

¡Ay, tú, Señor, le diste esa ladera
que en un álabe dulce se derrama,
miel secreta en el humo entredorado!

¿A qué tu poderosa mano espera?
Mortal belleza eternidad reclama.
¡Dale la eternidad que le has negado!
(Juan Ramón Jiménez; Oración por la belleza de una muchacha -De oscura noticia-).

Este poema, me vino a la mente, cuando me pregunté sobre el significado de estas palabras: "Las personas de antaño tenían tres faltas, que las de hoy ni siquiera pueden igualar. La excentricidad de los antiguos era despreocupada, mientras que la excentricidad actual es licenciosa. El orgullo de los antiguos era arrogante, mientras que el orgullo contemporáneo es malhumorado. La ingenuidad de los antiguos era recta, mientras que la ingenuidad actual es una impostura" (Confucio; analecta 17.16).

¿Cómo ves tu estas palabras hoy día? ¿A cambiado tu forma de pensar? ¿Cómo es tu excentricidad, tu orgullo o tu ingenuidad?

A diferencia de otras personas, que opinan que la violencia es un tema de desarrollo cultural, yo he tenido en cuenta esta enseñanza mía: "las emociones son como un ascensor, volverás dos veces; si vuelves dos veces, asegúrate que la primera vez, hayas cogido las escaleras, sino el tiempo, será dos veces más largo".

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