La recompensa

En el ruiseñor de la mañana
despierta, mi viejo amigo,
cantando una tras otra la nana
clara, cual nubarrón llamingo.

Y esta, en tono meloso le dijo,
si quieres una buena mañana,
recoge y siémbrame en platico,
muéstrame esta figura, es llana.

La moneda de canto plateado,
luce expectante y preciosa,
con el corazón abierto y dorado
nace la cara curtida y cuidadosa.

Una moneda de dos es tu vida,
darte o guardarte es tu opción.

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