Hay que reconocer que, como bien dijo Han, todo ángel es terrible en su sola concepción y a mi me parece que esa verdad no deja de ser cierta, por más que se diga, que las concepciones de espíritu y amor son dos clases que se pueden juntar en una sola como un concepto único que nos hace darnos cuenta de nuestra pequeña contribución a esta vida.
Hablo del kama (placer), artha (bienes materiales), dharma (deber) y moksha (iluminación), y cómo se relacionan en un cuento del siglo XX llamado "la devota" (Rabindranaz Tagore; Las piedras hambrientas). Es una preciosa referencia a cómo una mujer da la vida a su diosa sin cambiar lo más mínimo sus sentimientos hacia el género opuesto, lo que podría ser una conjunción kama-moksha. O cómo en el cuento "¿dónde está el décimo hombre?", a parte de ponerse en valor las matemáticas como artha en el cuenteo de los diez amigos poco espabilados, se pone en valor el moksha a la hora de darle cabida, por parte del vagabundo, al último amigo que se había extraviado. En estos casos, podemos ver que hay una parte de amor y otra de espíritu, las cuales se juntan en una única forma de belleza hasta la fecha, llamada sundara, que es lo que se puede hoy día llamar en español amor-espiritual o santidad.
Este concepto, creo yo que atiende a la máxima 14 del Sutra del Corazón, la cual explicita, en "ni ojo, ni oído, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni mente", es una belleza solamente espiritual, expresada en lo que dice Buda en su capítulo de "el honesto": "Para aquellos cuyo viaje está concluido, libres de dolor, plenamente liberados de todo y que han puesto fin a todas las ataduras, se extinguió el fuego (de las pasiones)". Por lo tanto, el concepto de sundara de Buda atiende más a la parte de espíritu que a la de amor, tal y como viene a explicitar el Yoga-sutra de Patanjali (2.39) cuando dice: "Quien no es avaricioso está seguro. Tiene tiempo de entregarse a la reflexión profunda. Su comprensión de sí mismo es completa", eso al mismo tiempo te debería de preparar para el amor con mayúsculas (leanse y practiquen el Kama-sutra, ya que no puedo ponerlo aquí, porque lo que es sagrado para ellos para nosotros es un tanto porno).
Pero, como muchos, seguro que cuando lleguéis a esa etapa os cuesta decidir sobre qué es más importante, si el amor o el espíritu, os dejo una parte del Canto del Bienaventurado que seguramente es curioso que os repitáis: "Yo soy la letra A entre las letras, la dualidad en los compuestos, el tiempo imperecedero, el señor y el rey que se manifiesta en todos los lugares. Yo soy la muerte que todo lo abarca y el origen de todo lo que nace; Yo soy, entre las cualidades femeninas, la gloria, la belleza, la palabra, la memoria, la inteligencia, la constancia y la compasión [...]".
Esta es mi manera de entender el dicho español de "si quieres llegar como joven, anda como viejo", que bien dejé clara en otra entrada que hice a cerca de este mismo tema.
Hablo del kama (placer), artha (bienes materiales), dharma (deber) y moksha (iluminación), y cómo se relacionan en un cuento del siglo XX llamado "la devota" (Rabindranaz Tagore; Las piedras hambrientas). Es una preciosa referencia a cómo una mujer da la vida a su diosa sin cambiar lo más mínimo sus sentimientos hacia el género opuesto, lo que podría ser una conjunción kama-moksha. O cómo en el cuento "¿dónde está el décimo hombre?", a parte de ponerse en valor las matemáticas como artha en el cuenteo de los diez amigos poco espabilados, se pone en valor el moksha a la hora de darle cabida, por parte del vagabundo, al último amigo que se había extraviado. En estos casos, podemos ver que hay una parte de amor y otra de espíritu, las cuales se juntan en una única forma de belleza hasta la fecha, llamada sundara, que es lo que se puede hoy día llamar en español amor-espiritual o santidad.
Este concepto, creo yo que atiende a la máxima 14 del Sutra del Corazón, la cual explicita, en "ni ojo, ni oído, ni nariz, ni lengua, ni cuerpo, ni mente", es una belleza solamente espiritual, expresada en lo que dice Buda en su capítulo de "el honesto": "Para aquellos cuyo viaje está concluido, libres de dolor, plenamente liberados de todo y que han puesto fin a todas las ataduras, se extinguió el fuego (de las pasiones)". Por lo tanto, el concepto de sundara de Buda atiende más a la parte de espíritu que a la de amor, tal y como viene a explicitar el Yoga-sutra de Patanjali (2.39) cuando dice: "Quien no es avaricioso está seguro. Tiene tiempo de entregarse a la reflexión profunda. Su comprensión de sí mismo es completa", eso al mismo tiempo te debería de preparar para el amor con mayúsculas (leanse y practiquen el Kama-sutra, ya que no puedo ponerlo aquí, porque lo que es sagrado para ellos para nosotros es un tanto porno).
Pero, como muchos, seguro que cuando lleguéis a esa etapa os cuesta decidir sobre qué es más importante, si el amor o el espíritu, os dejo una parte del Canto del Bienaventurado que seguramente es curioso que os repitáis: "Yo soy la letra A entre las letras, la dualidad en los compuestos, el tiempo imperecedero, el señor y el rey que se manifiesta en todos los lugares. Yo soy la muerte que todo lo abarca y el origen de todo lo que nace; Yo soy, entre las cualidades femeninas, la gloria, la belleza, la palabra, la memoria, la inteligencia, la constancia y la compasión [...]".
Esta es mi manera de entender el dicho español de "si quieres llegar como joven, anda como viejo", que bien dejé clara en otra entrada que hice a cerca de este mismo tema.
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