Hoy puedo aseverar que el tóner de la impresora está maldito, ¡qué infernal aparato de nueva generación y reciclado difícil! Y todo para que dentro de unos años ya no valga ni la entrada con la que estoy hablando. Esa ley me tiene frito.
Hoy he conocido a una persona que entra en catarsis con los trípticos, ¿os imagináis?
Por lo demás, locura.
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