La herejía desde la historia y la ciencia

-Post de FH.
"El mar, por su naturaleza, estaría tranquilo y quieto si los vientos no lo revolvieran y turbaran. De la misma manera el pueblo estaría quieto y sería dócil si oradores y sediciosos no lo removiesen y agitasen."

-Francis Bacon (1561-1626)


-Mi comentario.
Esto me recuerda a lo dicho en la "Historia de los reyes de Britania" (Godofredo de Monmouth; 6. Los grandes días de la historia de Britania, 125) cuando se dice:

"Una vez obtenida la victoria, Aurelio conquistó la ciudad de Conan que he mencionado más arriba, y permaneció allí por espacio de tres días. Durante ese tiempo, ordenó enterrar a los muertos y atender a los heridos; sus fatigadas tropas descansaron y sus hombres se rehicieron con cuantos consuelos fueron capaces de encontrar. Después convocó a sus barones y les pidió que decidieran acerca de lo que debía hacerse con Hengist. Se encontraba presente Eldado, obispo de Gloucester, hermano de Eldol y hombre de la mayor sabiduría y religión. Cuando vio a Hengist de pie ante el rey, mandó callar a los demás y dijo:
"Aun cuando todos os pusierais de acuerdo para liberar a ese hombre, yo me encargaría de hacerle pedazos. En ellos seguiría al profeta Samuel, quien, teniendo en su poder a Agag, rey de Amalec, lo degolló y dijo: "Del mismo modo que tú dejaste a muchas madres sin hijos, así también dejaré yo hoy a tu madre sin hijos entre las mujeres". Hacedlo así con ese hombre, que es un segundo Agag."
Tomó entonces Eldol su espada, llevó a Hengist fuera de la ciudad y, cortándole la cabeza, lo envió al Tártaro. Aurelio, que se caracterizó siempre por la moderación, ordenó sepultar al caudillo sajón y elevar sobre su cadáver un túmulo de tierra, según la costumbre pagana.
"

La causa principal de este Obispo orador es que creía que hacía bien, lo mismo que el caudillo sajón ajusticiado y el rey y otros nobles.

Pero, ¿qué es lo que hicieron errado en su filosofía dichos personajes históricos, según Bacon?

La respuesta, creo que se encuentra en el "Novum organum" ("Aforismos sobre la interpretación de la naturaleza y el reino del hombre"; Libro primero, 65) cuando se dice:

"La filosofía corrompida por la superstición e invadida por la teología es el peor de todos los azotes y el más temible para los sistemas en conjunto o para sus diversas partes. El espíritu humano no es menos accesible a las impresiones de la imaginación que a las nociones vulgares. La filosofía sofística es batalladora, aprisiona el espíritu en sus lazos; pero esa otra filosofía, hinchada de imaginación y que se asemeja a la poesía, engaña mucho más al espíritu. Hay, en efecto, en el hombre, cierta ambición de inteligencia lo mismo que de voluntad, sobre todo en los espíritus elevados. Se encuentran en Grecia ejemplos palpables de ese género de filosofías, particularmente en Pitágoras, en el que la superstición es de las más grandes y groseras; en Platón y en su escuela, en que es a la vez manifiesta y peligrosa. Se encuentra también la superstición en ciertas partes de los otros filósofos, en las que se han introducido las formas abstractas, las causas finales y las causas primeras, y en las que se omite las causas medias y otras cosas importantes. Toda precaución para huir de tal peligro es poca; pues la peor cosa del mundo es la apoteosis de los errores, y debe considerarse como el primer azote del espíritu, la autoridad sagrada concedida a vanas ficciones. Algunos modernos han incurrido en ese defecto con tal ligereza, que han intentado fundar la filosofía natural sobre el primer capítulo del Génesis, y el libro de Job y otros tratados de la Santa Escritura, interrogando la muerte en medio de la vida. Es tanto más necesario que de la mezcla impura de las cosas divinas y las humanas salga no sólo una filosofía quimérica, sino también una religión herética. Es, pues, un precepto muy saludable, contener la intemperancia del espíritu, no dando a la fe sino lo que es materia de fe."

Es obvio que jugar con la vida y la muerte al mismo tiempo no es de fe ninguna, ni de ciencia, sino de herejía.

Lo mismo que el mar es agitado por los vientos, el pueblo no se agitaría por los oradores y sediciosos si no hubiese herejía.

¡Gracias por el post y buen día!

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