Mi carta a la Navidad

Dar la campanada no es sinónimo de hacer las cosas bien, es, simplemente, ese acto de calidad simbólica que marca el inicio de un año y el fin de otro, lo mismo sucede con la Navidad. Damos paso a la nueva vida desde la antigua.

Leyendo en los comentarios de redes sociales me asalta el mismo sentimiento desde hace un tiempo, hay mucha decepción en la Navidad. Creo que la gente no tiene el sentimiento de que se puede iniciar una cosa nueva con otra antigua y ese es el que creo que es el mensaje principal de los Evangelios que inspiran estas fiestas.

¿Por qué ese sentimiento persistente de angustia?

Cuando os estoy diciendo que no caigas es que yo también he caído en dichas dinámicas, que son las de pensar que la Navidad es un sentimiento común, ¿y qué os vengo diciendo de los sentimientos comunes? Que son los más raros de entre todos los sentimientos. Si esperáis tenerlos todos los años con la misma frecuencia y espíritu, es que os equivocáis, ya que es un acto simbólico.

¿Por qué aun así siento congoja de que pueda haber una mala Navidad?

Es de cajón, puesto que si todos los que tienes a tu alrededor se ponen a interpretar su versión de lo que es un espíritu propicio para las fiestas, sucediendo que a muchos de ellos no los ves en casi todo el año y que pocas cosas son las que os unen durante él, lo más seguro es que te empieces a sentir mal. Dar pie a la intranquilidad lo único que generará será mal espíritu a la hora de comunicarte.

¿Cuales son mis consejos?

Toma algo de distancia, observa, ten una actitud asertiva, sé prudente, empático y no te apures porque la cosa no sea como tú esperas que vaya a salir. Fíjate en la comida que preparan para ti, no hay mayor certeza que eso y la presencia de los demás donde vas a celebrarla, ya que es tu futuro.

Si eres de humilde condición no te apures, en peores te encontrarás y estas fiestas te servirán para poner pie en pared y decirte que lo mismo que la fortuna no te ha sonreído, como eres joven te sonreirá en un futuro antes de caer en la desgracia más insomne. El año que viene no te juntes con los dos o tres macarras que intenten sablarte, haz tabla rasa en otro sitio donde de verdad te transijan y no seas un aprovechado con malas intenciones, verás como llegas a algún lugar deseable.

La pequeña fórmula de tu éxito, según mi forma de ver, es que si "N", que es igual al número de participantes de la fiesta, y "C", que son las calorías que ingieres por comensal, son iguales a "T", que es el tiempo de incomodidad en la fiesta y este es negativo, es que el número de comensales es inversamente proporcional al número de calorías que debes de ingerir, siendo la fórmula:

N+C=-T
N=C

Desde el Pyrriche os deseo unas Felices Fiestas. Y recordad, pensad con la cabeza las cosas que tenéis en vuestro día a día, que hay capacidad de maniobra hasta el año que viene.

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