-Post de f & Co.
"Y es que, sin ninguna originalidad por mi parte, hay que reconocer que lo que deseamos en nuestra efímera vida es querer y que nos quieran". Afirma Javier Sádaba en sus "Memorias desvergonzadas" (Almuzara). Si quieres filosofar en su compañía hoy presenta el libro en Lé (Castellana, 154. Madrid). A las 19:30.
"Y es que, sin ninguna originalidad por mi parte, hay que reconocer que lo que deseamos en nuestra efímera vida es querer y que nos quieran". Afirma Javier Sádaba en sus "Memorias desvergonzadas" (Almuzara). Si quieres filosofar en su compañía hoy presenta el libro en Lé (Castellana, 154. Madrid). A las 19:30.
-Mi comentario.
Hay un libro llamado "El bandolero andaluz" (Capítulo X: La época romántica -continuación-), de C. Bernaldo de Quirós y Luis Ardilla, que nos dice, del querer y el ser querido en Andalucía, lo siguiente:
"Muy joven -sin duda, a esta precocidad en su advenimiento a la carrera punible del bandidaje se refiere el apodo de el Tempranillo-, algún luctuoso episodio, quizá un homicidio en riña, situóle ya al margen de la ley. De ello habla Dozy, quien en el capítulo X de su preciosa Historia de los musulmanes españoles dice, al hablar de la actuación inicial de José María, a quien supone lanzado a la vida del salteamiento por la ciega fatalidad de las circunstancias y no por un instinto atávico o una captación del ambiente:
"José María se ha hecho famoso como jefe de cuadrilla, y su nombre vivirá largo tiempo en la memoria de los andaluces como el de un bandido modelo. Un simple azar le lanzó a esta vida. Habiendo cometido un crimen en un arrebato de cólera, huyó a la sierra para sustraerse al castigo, y no teniendo allí otro medio de vivir que su trabuco, organizó una cuadrilla, adquirió caballos y empezó a despojar a los caminantes. Valiente, inteligente, activo, conocía a palmos el terreno, triunfó en todas sus empresas y se sustrajo a las persecuciones de la justicia. En todo el país tenía afiliados, unidos a él por juramento, y cuando necesitaba un hombre para completar su cuadrilla, siempre podía elegir, por lo menos, entre cuarenta personas; tanto se ambicionaba el honor de servir a sus órdenes. Mantenía inteligencia hasta con los magistrados; tanto, que en una proclama del Capitán General de la provincia, las autoridades de cuatro distritos resultaron cómplices suyos. Su poder era tan grande que dominaba en todas las carreteras del Sur, y la misma Dirección de Correos, para obtener el libre paso de la correspondencia, le entregaba una onza por vehículo. Dirigía su cuadrilla más arbitrariamente que ningún soberano ha podido gobernar a sus súbditos, y sus decisiones estaban inspiradas en un salvaje espíritu de justicia"."
Hay tres "refranes clásicos" que le pertenecen:
"Más discurre un hambriento que cien letrados."
Las "Erinnias" pertenecen a quien tiene el espíritu de estas.
"Más hace el que quiere que no el que puede."
El poder es voluntad.
"Más mal hay en la aldehuela del que se suena."
En una aldehuela, o villorrio de mala muerte, hay más voluntad que en el resto de sitios acomodados. En estos sitios acomodados hay Eumenides (son implacables, celosos y vengativos con el asesinato).
Esa es la diferencia entre un efímero querer y que nos quieran, y un querer y que nos quieran inmortal. Porque el querer acomodado se va con el dinero, si creas escuela y te mantienes tu nombre perdura como leyenda (al menos en mi tierra) aunque parezcas malvado.
Si Sádaba quiere ser admirado en la tierra a la que pertenezco, ha de comportarse de esta manera. Es la más lógica para sobrevivir donde vivo (y creo que en el resto de España).
Eso opino.
¡Gracias por el post y buenas tardes!
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