Salpuga

No muchas veces podemos darnos cuenta, de los perjuicios en nuestra vida, mas cuando estamos en plena euforia, todos solemos pensar que no hay problema a reseñar o si no hay reseña.

"Hubo un largo silencio antes de que Mary volviese a hablar.
-Creo que no tienes agallas -dijo.
Jeremy la miró inexpresivo.
-No tienes agallas -repitió ella-. Me casé contigo porque pensé que te guiaba... un cierto deseo por avanzar, una cierta ansia de mejorar. Te he observado día y noche durante dos años. Durante el día, te contentas con dejar que las cosas sigan su curso. No aprovechas las oportunidades cuando se presentan, no vas a buscarlas en el caso contrario. No tienes agallas. Y lo que es verdad durante el día, también lo es por la noche" (John Brunner: Bueno es hablar).

Según este extracto, hay dos problemas bien reseñables:
       1º)  La falta de actividad por parte del chaval.
       2º)  La idealización de su romance, que le lleva a pensar que la culpa es de él por no ser mejor (idea adquirida).

Pero esto no es suficiente para darnos cuenta de los perjuicios en la vida cotidiana.

En este vídeo de la serie de "Agallas, el perro cobarde", podemos ver, que tanto la esposa (excesivamente complaciente), como el marido (excesivamente ególatra) y el perro (que piensa siempre que lo está haciendo mal), ponen soluciones en el aire que no logran que el árbol del quimismo de sus auténticos frutos, que son los de dar una solución material a todo su trabajo. La mujer ni se inmuta, el marido se preocupa de que le hagan la competencia y el pobre perro asume las culpas de todo.

Más acertado me parece lo que dice Francis Bacon en su libro del Novum Organum, "como todos nuestros esfuerzos se encaminan a abrir a la inteligencia nuevo camino que ellos no lo intentaron ni conocieron, estamos en posición muy diferente; no hay aquí ni rivalidad ni lucha; nuestro papel se limita al de un guía, y nada de soberbia hay en ello, y más bien lo debemos a la fortuna que al mérito y al genio. Esta primera advertencia atañe a las personas, la segunda a las cosas mismas".

Si queremos que la vida no nos acribille, como las salpugas, mejor no nos expongamos a teorías ya machacadas.

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