Et magnitudinis humilitátem

Hoy me gustaría compartir con vosotros una enseñanza, que os puede abrir la mente, hacia lo que es la humildad.

"He aquí lo que antiguamente llegó a la unidad. El cielo llegó a la unidad y se volvió puro. La tierra llegó a la unidad y se volvió tranquila. Los espíritus llegaron a la unidad y se volvieron eficientes. Los valles llegaron a la unidad y se llenaron. Los seres llegaron a la unidad y se reprodujeron. Los príncipes y los señores llegaron a la unidad y llegaron a ser el ejemplo del universo.
Si el cielo no fuera puro, se desgarraría. Si la tierra no fuera tranquila, se arruinaría. Si los espíritus no fueran eficientes, se anegarían. Si los valles no se llenaran, se secarían. Si los seres no se reprodujeran, desaparecerían. Si los príncipes y los señores no fueran ejemplares, se les derrocaría.
La nobleza tiene a la humildad como raíz. Lo alto tiene a lo bajo como fundamento. De esta manera, los príncipes y los señores se llaman a ellos mismo "huérfanos", "viudos", "indignos de comer". ¿Acaso no es porque consideran a la humildad como raíz? El honor supremo no tiene honor. El santo no quiere que se le talle finamente como el jade, sino que prefiere ser desperdigado como las piedras" (Tao-Te Ching XXXIX).

La grandeza no es un camino recto hasta la victoria, sino un camino en descenso hacia la virtud, que puede mostrarse de multitud de maneras.

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