Resumptus (I)

Mi nombre es Miguel Atanasio, para amigos y enemigos "miguelata". Hoy es el décimo-noveno día del mes de octubre, de un apacible otoño en 2013, en el que el agua, como cada día, corre por su lugar. No hay solo una historia en mi vida, no es una plaga, pero me puedo ver en los ojos de mi amiga Ana, que estará visitando la gran muralla china y tengo una extraña sensación en mis ojos, de pereza y nostalgia, muy similar a la que consigo todos los días con el ordenador y el Facebook.

Hoy soy libre, mi libertad se basa en cuartar la de los demás. La de mi hermano, con su -¿no tendrás dos euros que prestarme?, como la de Santillana, mi mejor amigo (que parece que nunca volvió del verano del 2007), con su -pedazo de fiesta la del Sábado.

Mi filosofía es la del "no", no quiero y no debo. Pero para que ese NO sea redondo, debo de fabricarlo. Primeramente, elegir no es de sabios, sino de listos. La mejor manera es sablar a las tiendas de moda y a las de cosméticos.

Mi mejor principio, aunque reniegue de el, siempre a sido...

"Conoce lo masculino, adhiérete a lo femenino. Se el Barranco del mundo. A todo el que es el Barranco del mundo la virtud constante no lo abandona. Reencuentra la infancia.
Conoce lo blanco. Adhiérete a lo negro. Sé la norma del mundo. En todo lo que es la norma del mundo la virtud constante no se altera en él. Reencuentra lo ilimitado.
Conoce la gloria. Adhiérete a la desgracia. Sé el Valle del mundo. En todo lo que es el Valle del mundo la virtud constante es superabundante en él. Reencuentra el taco de madera sin tallar.
El taco de madera cortado según el sentido de su fibra, forma utensilios. El santo, al seguir la naturaleza de los hombres, llega a ser el jefe de los ministros. Por esto, el gran amo no daña nada" (Tao-Te Ching XXVIII).

Comentarios