La decisión más difícil

Hay pocas cosas que me tengan intrigado actualmente. Una de ellas es el lenguaje que utiliza Diderot a cerca del merito: "El mérito y el demérito no pueden aplicarse al uso de la razón porque toda la buena voluntad del mundo no le servirá a un ciego para discernir los colores. Me veo forzado a percibir la evidencia donde está y su falta allí donde no esté, a menos que sea un imbécil; según esto, la imbecilidad es una desgracia y no un vicio" (Diderot; Pensamientos filosóficos X).

La otra, es una enseñanza de Confucio que versa así: "Detesto que el púrpura sustituya al bermellón; detesto que la música popular corrompa la música clásica; detesto que las falsas lenguas hagan caer reinos y clanes" (Confucio; analecta 17.18).

Es bien indicativo en la primera, que indica que la imbecilidad es una desgracia si se tiene en cuenta que la razón no es para los ciegos de esta. Y que la segunda viene a advertir sobre la corrupción de todo por pensamientos ajenos a esta.

Pero es ahí donde yo matizo, la subjetividad en los gustos, puede dar lugar a falsas ideas de corrupción de la razón, con lo cual, sería verdad que no solo sería un vicio, sino una desgracia.

Es entonces, cuando se sale de lo habitual, cuando se entra en "la desgracia de la razón", que solo acaece cuando se ataca lo duradero, no lo perecedero. He ahí cuando la sin-razón campa por sus anchas...

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