Un Sábado por la mañana, filosofando sobre el anonimato...

Un Sábado cualquiera, por la mañana, meditando a cerca de lo que es la fuerza del anonimato me vino a la cabeza el siguiente párrafo: "Reacher colgó y tomó un taxi en la Novena avenida. El conductor era rápido, pero el tráfico era lento. Mejoró un poco tras cruzar Broadway, aunque no demasiado. Reacher se acomodó de lado y apoyó la cabeza en la ventana. Respiró lenta y pausadamente. De nada sirve mortificarse por lo que no se puede controlar, pensó. Y él no podía controlar el tráfico de Manhattan. Eran los semáforos rojos los encargados de hacerlo y había unos setenta y dos entre el edificio Dakota y el actual alojamiento de Hobart" (Lee Child; El camino difícil).

El anonimato siempre sirve para dar lo mejor que tienes de ti, sin esta pieza clave sería imposible el factor sorpresa en las relaciones, pero aun más importante, tampoco sería posible una toma de contacto con los demás.

Porque es ese anonimato o esa salida del anonimato, el que te permite ver, a ciencia cierta, una visión diferente de ti por las distintas personas.

Es bueno tener en cuenta estas palabras: "Un caballero siempre se resiente por su incompetencia, no por su anonimato" (Confucio; analecta 15.19).

Esto, sobre todo, a la hora de conectarse a cualquier dispositivo, es la mar de útil, ya que siempre tendremos que saber que lo que vendemos son nuestros datos y que cuanto menos anónimos seamos peor nos irá.

Pero no obstante, este inteligente filósofo dijo también lo siguiente: "Un caballero se preocupa por la posibilidad de desaparecer de este mundo sin haberse hecho un nombre" y "un caballero se exige a sí mismo; un hombre común exige a los demás" (Confucio; analectas 15.20 y 15.21).

De lo que se puede extraer que el anonimato es una cosa que nos es regalada al principio y se nos va quitando paulatinamente. Es un tesoro de gasto corriente y limitado.

¡¡Buen día anónimos!!

Comentarios