Pequeña reflexión a cerca de donde está la elección...

Meditando a cerca de lo que me puede dar a entender una creencia, me surgió la disyuntiva de donde se encuentra la intolerancia y hasta que punto es una elección.

Al principio, creemos que una persona es buena o mala para nosotros por la expectación que levanta a nuestros sentidos. Enseguida la tildamos de buena o mala. Es lo que se conoce como primera impresión.

La segunda impresión nos la dan las competencias que tenga, que es lo que finalmente hace que nos arrimemos a él o ella.

La tercera impresión nos la da el trato que tengamos con esta persona en el día a día, así, se puede pasar de una persona tremendamente odiada a una persona tolerada y transigida por la situación.

Todo eso, va decantando nuestro comportamiento hacia un lado o hacia otro, hacia la creencia o hacia la intolerancia, a través de la elección.

De todas maneras, desde mi punto de vista, esto es un "debería", como bien dijo el psiquiatra Luis Rojas Marcos, en el libro Convivir (pag 109), es "ese impulso excesivamente rígido que nos hace pensar que estamos obligados a ser, sentir y comportarnos de una forma idealizada que no es realmente posible".

No es ser egoísta, lo que propugno, es ser un poco más atento y saber cribar mejor a la gente. Por ejemplo: si de primeras te cae bien o mal, déjalo en un pudiera. Si te atrae su competencia en algo o su incompetencia, en algo, te aleja, piensa que tu también eres incompetente en muchos ámbitos. Si el tiempo es una baza importante para la relación con esta persona, sojuzga bien tus impulsos antes de tomar una decisión en firme.

Si se quiere llegar a buen puerto en muchas cosas, pensar antes y después de actuar te ayudará a tener una mejor perspectiva. Como bien se dice en las leyes, actuar no es decidir, sino la decisión que lleva aparejada (aunque bien está, que eso tiene multitud de matices).

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