En la cercanía del cambio de estación

Generoso hay que ser para no darse cuenta del cambio de estación. De un momento a otro, pasas de estar cómodo con lo que llevas a notar una incomodidad completa. Y más en primavera, que como bien se dice, la sangre altera.

Multitud de polen, gramineas y ácaros inundan el aire en el mayor ciclo vital que se conoce (el de la polinización) y muchos de vosotros, como si fuera una película lacrimera os ponéis irritados, en lo que se conoce como las alergias.

Pero no obstante, ese no es el único cambio que se experimenta, hay otro a la par de duro, que es el cambio emocional, que en unos se traduce en astenia primaveral y en otros se traduce en una hiperactividad de los sentidos y hechos.

A mucha gente también se le cae la piel, como si fuera casi un lagarto, puesto que los picores son continuos en esta fecha.

Bueno, ¿y qué es lo que significa la primavera para mi? Para mi significa el nacimiento de la vida, lo bienallegado, algo con lo que es imposible competir.

Había un hombre que pasó tres años esculpiendo un trozo de jade para darle forma de hoja. Presentó su obra maestra al príncipe, que quedó muy impresionado y lo contrató.
La hoja parecía tan real que si se la ponía entre hojas de verdad no se la podía distinguir. Todo el mundo señalaba que era una obra de arte muy hermosa.
Sin embargo, cuando Lie Tse tuvo noticia de ello, dijo humorísticamente: "si la naturaleza necesitara tres años para hacer una hoja, tendríamos problemas".
Así pues, el sabio sabe que por mucho que imitemos las obras de la naturaleza, esta continúa haciéndolo mejor (Lie Tse; ¿Podemos competir con la naturaleza?).

Por eso, es imposible calcular cuan intenso eres en primavera, porque la magnitud del cambio que se gesta en ti es imposible de percibir, a primera vista, en tu cuerpo, sino los rasgos más superficiales en él.

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