Cuando cunde el desanimo.

Cuando cunde el desanimo es imposible ver las cosas como son. Los estados que atraviesas son continuaciones del estado primitivo de ansiedad que manejabas antes del ataque principal de desanimo. No hay trucos para quitarte la ansiedad que tienes encima, ni tampoco hay trucos para quitarte el desánimo que llevas de haber hecho mal las cosas.

No obstante hay una serie de preceptos que analizaré, que pueden darte alas para mitigarla o ni si quiera tenerla:
    1º)  "Yo, yo mismo, te doy ánimo. ¿A quién tienes miedo? ¿A los hombres? ¿A los hombres mortales, que no son más que hierba?" (Isaías 51;12).

Este versículo tiene la inteligencia de decir las cosas claras y a las claras, no has de temer a nadie porque ningún ser humano es eterno.

Pero ¿y si lo que temes es a un examen o a una prueba?

    2º)  "Lo más tierno de este mundo domina a lo más duro. La nada sola se inserta en lo que no tiene grietas. En lo cual reconozco la eficacia de la no-acción.
A la enseñanza sin palabras, a la eficacia de la no-acción, nada puede igualarlas" (Tao-Te Ching XLIII).

Para esto, solo cabe que estés preparado, ya que es a lo único a lo que se puede temer.

Por eso digo, que si a algo has de temer, es a no estar lo suficientemente preparado, ese debe de ser tu único temor y solo se puede subsanar, preparándote a conciencia, si cabe, aun más.

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