Han pasado unos días desde la última vez que escribí por este sitio, y bien, hoy voy a hablar hondo para aquellos que quieran escuchar, ya que voy a hablar de las buenas señas.
Las buenas señas son como faros en la niebla, que te permiten tomar decisiones en milésimas de segundo, permitiéndote coger, por ejemplo, un autobús a la hora, antes de que se te escape. Las señas, por lo tanto, son las buenas señales encaminadas hacia la consecución de un objetivo y por consecuente la buena seña es aquella que nos permite alcanzar nuestro objetivo con mayor prontitud.
Podemos entender que la intensidad, frecuencia y calidad de la seña son más que suficientes para darnos a entender que es buena o mala.
Por eso, cuando nos recriminan cualidades que no tenemos, nos sentimos avergonzados en su mayoría y nos da un bajón de los de ley. Mucha gente ante la ineficacia de sus cualidades, a día de hoy, coge y se conecta unos cascos de música para evadir responsabilidades, dando seña de que le interesa más la diversión de la música o un programa de radio que la propia respuesta, dando una seña inequívoca de confusión.
Pero, ¿y si en vez de ponernos los cascos o sentirnos avergonzados, cogemos y reconocemos que no tenemos las cualidades?
Amigo, ahí entrarás dentro de las señales que dan inicio a la sabiduría. Ya que si es verdad, que los que peores experiencias tenéis, os habéis sentido excluidos, después, esa expulsión no habrá sido dolorosa, ya que venía a confirmar algo que ya era, pudiéndote dar más tiempo (al no pensar en el dolor) de adquirir el conocimiento que te falta.
Por eso, cuando alguien se ríe de nuestros logros más serios de lo único que tiene ganas es de acortar lo más posible su camino hacia la vergüenza y su posterior reconocimiento de que es un idiota iniciándose el camino de la sabiduría.
Como dice el refrán "ríete hasta de tu propia sombra", ya lo decía también "el Sutra del Corazón" en sus frases 17 y 18: "Ni vínculo causal, desde la ignorancia hasta la vejez y la muerte", "ni final del vínculo causal desde la ignorancia hasta la vejez y la muerte".
La ignorancia solo cesará si cesa la memoria. Por eso, he ahí la importancia de las buenas señas.
Las buenas señas son como faros en la niebla, que te permiten tomar decisiones en milésimas de segundo, permitiéndote coger, por ejemplo, un autobús a la hora, antes de que se te escape. Las señas, por lo tanto, son las buenas señales encaminadas hacia la consecución de un objetivo y por consecuente la buena seña es aquella que nos permite alcanzar nuestro objetivo con mayor prontitud.
Podemos entender que la intensidad, frecuencia y calidad de la seña son más que suficientes para darnos a entender que es buena o mala.
Por eso, cuando nos recriminan cualidades que no tenemos, nos sentimos avergonzados en su mayoría y nos da un bajón de los de ley. Mucha gente ante la ineficacia de sus cualidades, a día de hoy, coge y se conecta unos cascos de música para evadir responsabilidades, dando seña de que le interesa más la diversión de la música o un programa de radio que la propia respuesta, dando una seña inequívoca de confusión.
Pero, ¿y si en vez de ponernos los cascos o sentirnos avergonzados, cogemos y reconocemos que no tenemos las cualidades?
Amigo, ahí entrarás dentro de las señales que dan inicio a la sabiduría. Ya que si es verdad, que los que peores experiencias tenéis, os habéis sentido excluidos, después, esa expulsión no habrá sido dolorosa, ya que venía a confirmar algo que ya era, pudiéndote dar más tiempo (al no pensar en el dolor) de adquirir el conocimiento que te falta.
Por eso, cuando alguien se ríe de nuestros logros más serios de lo único que tiene ganas es de acortar lo más posible su camino hacia la vergüenza y su posterior reconocimiento de que es un idiota iniciándose el camino de la sabiduría.
Como dice el refrán "ríete hasta de tu propia sombra", ya lo decía también "el Sutra del Corazón" en sus frases 17 y 18: "Ni vínculo causal, desde la ignorancia hasta la vejez y la muerte", "ni final del vínculo causal desde la ignorancia hasta la vejez y la muerte".
La ignorancia solo cesará si cesa la memoria. Por eso, he ahí la importancia de las buenas señas.
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