Con esta entrada, me gustaría dar a conocer uno de los lados más ocultos de un joven español, que son sus motivos para estar harto con todas las cosas que suceden últimamente.
Resulta que para todos hay un avance, menos para el español medio, que siempre se tiene que conformar con ir al arrastre de las tendencias que se dan en la mayoría de los lugares. Y es que cuando te quieres dar cuenta de que has terminado de estudiar, estás trabajando, pero resulta que no hay trabajo y cada vez los requisitos son más altos y el esfuerzo a realizar cada vez más prolongado.
Para llevar una vida más o menos adecuada, tienes que tirarte 18 años de tu vida rezando por aprobar todos y cada uno de los exámenes o pruebas que te ponen para después estar esclavizado otros 5 años, por lo menos, con una carrera. Pero es que la cosa no se acaba ahí, después tienes que ponerte a buscar trabajo en uno de los mercados de trabajo más rígidos e injustos que existen en Europa, para después estar sometido a un empresario o función pública totalmente deshumanizada y carente de toda compasión si no es con la correspondiente prueba de que la ha de tener.
Con la edad que tengo, todo esto duele, ya que me gustaría tener una familia propia y un sueldo digno con el que mantenerla ya que no soy perfecto y no puedo llevarlo todo al día como me exigen, ya que no comulgo con la verdad oficial y me siento tiranizado todos los días por cosas en común y en particular.
No me siento a gusto en esta cárcel panóptica e hipersensible en la que vivimos. No puedo hallar más oprobio que en la novedad, que con su sonrisa maquiavélica nos esclaviza a todos en la ignorancia más cómoda.
No soporto que los canales de la verdad sean saturados por mentiras innecesarias, fuera de la común y corriente necesidad de información y que su respuesta sea la libertad.
¿Cuándo hay libertad en una tiranía? Por eso mismo a partir de ahora me declaro fuera de responsabilidades añadidas. Y añado que la verdadera corriente de pensamiento es el pensamiento digno... digno de ser escuchado.
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