¿Por qué hay que cuidarse de los enemigos tanto como de la ignoracia?

¡Buenos días! y si no vives de día ¡qué también sean buenos! Hoy me gustaría compartir una fábula de Esopo y un cuento oriental, con vosotros, que quizás os sirva para daros cuenta de hasta que punto juega baza la envidia y la ignorancia (temas ya tratados) en una escala de valores.

El apicultor.
Un ladrón entró en casa de un apicultor mientras éste estaba ausente y le sustrajo miel y los panales. Al regresar y ver vacías las colmenas, se detuvo a examinarlas. Las abejas, que volvían de libar, al sorprenderlo, lo golpearon con sus aguijones y lo maltrataron de un modo terrible. Y aquel les dijo: "Malditos bichos, dejasteis ir indemne al que os robó los panales y a mí, que cuido de vosotras, me golpeáis terriblemente".
Así, algunos hombres que no se guardan de sus enemigos por desconocimiento, a los amigos los expulsan por insidiosos
.

La teoría es insuficiente.
Un erudito alquiló una barca para cruzar un río caudaloso. Al recibirlo, el barquero se expresó con frases gramaticalmente incorrectas. Después de corregirlo, el erudito preguntó:
-¿Tú no has estudiado gramática?
-No señor -contestó el barquero-, soy un iletrado.
-¿Tampoco sabes geografía ni aritmética? -volvió a preguntar el erudito.
-No, señor, nada de eso sé -respondió avergonzado el aludido.
-Supongo que tampoco sabrás nada de historia, literatura o filosofía -interrogó de nuevo el hombre culto.
-No tengo ni idea de nada de eso, soy sólo un barquero ignorante -habló humillado el pobre hombre.
-¡Pues, amigo -sentenció el erudito-, un hombre sin cultura es como si hubiera perdido la mitad de su vida!
Instantes después, la barca, arrastrada por la corriente, fue a dar con unas rocas que provocaron una gran vía de agua. El barquero preguntó a su pasajero:
-Señor, ¿sabe usted nadar?
-No -respondió.
-Entonces me temo que va a perder toda su vida.

En ninguno de los dos relatos, presumir de dotes que no tienes (en el caso del erudito, por ser "erudito", del control de su cuerpo y de su mente y del apicultor de ser un buen guardián y guardar la "comida"), sin medios para demostrarlos, te convierte en un pedante o en un loco, que habla por hablar.

Por lo tanto, antes de creeros la mitad de las cosas, pensad si tenéis la suficiente experiencia para expresarlas y sobre todo aseguraros de que vuestras fuentes son de fiar.

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