¿Qué es ser progresista? ¿y conservador?

Hoy vengo a hablaros con el corazón más que con la cabeza porque es obvio, como dice el título, que voy a hablar de política. Muchos han sido los años que he visto de política, como muchos años han sido los que he visto de actitudes y aptitudes más o menos politizadas. La verdad es que mucho ha cambiado, aunque no en origen, la política que sigue ejerciéndola con mano de hierro, cerebro de madera y algún pelillo por ahí infectado. Algunos diréis... ¡Quién peor que tu para hablar de política si eres filósofo hasta la médula! y otros diréis ¡hablas como un político! o ¡vendido! Pero nada más lejos de la realidad, la filosofía implica reflexión (si, como la cuchara que se dobla), la política implica movimiento, y el movimiento implica dos cosas imposibles de combinar: el progreso y la conservación.

Esto que he dicho antes no es anacrónico, ya que si tienes tres piedras y lanzas una te quedas con dos, y algunos diréis... ¡pero hombre, átale una cuerda! y yo, sinceramente os digo, si le atase una cuerda, ya no sería progreso, porque progreso significa dejar muchas cosas atrás para aventurarte en lo prácticamente desconocido, todo lo contrario a ser conservador, que sería guardarse de actuaciones supuéstamente irreflexivas. Y ojo, no estoy hablando de que ser conservador sea ser retrogrado, ni progresista, ámpliamente avanzado, eso es un error de bulto a todas luces, simplemente son dos formas de ver la vida, una con tiento y otra sin él.

Fruto del progreso, tenemos: el "arte" más vanguardista, la fotografía, el diseño gráfico y otras tantas expresiones de la voluntad humana que nos han hecho grandes a lo largo, sobretodo, de estos últimos 300 años.


Fruto de la conservación, tenemos: Las letras (siempre y cuando no representen la función de inventar), la metodología (cuando esta está asentada) y en general todas las ciencias que "no progresen" sino que conserven.


Por lo tanto, una mujer o un hombre pueden ser tachados de conservadores o de progresistas, según el empuje vital o conservación que tengan, su arraigo a las costumbres o su desdén a las mismas, su avance personal o su vacío interno.

Ser conservador o ser progresista puede ser una opción vital treméndamente aplaudida o rebatida, según se vea, pero haciendo un símil de ralies, aunque el copiloto sea sustituido por un navegador, siempre hay alguien que le haya tenido que enseñar a hablar al navegador (aunque sea por lenguaje de programación) y todo escritor se lleva más o menos bien con el numen.


¡Ánimo y progreso vital!

Comentarios