Hará un año y medio o dos leí un cuento oriental que te dejaba la sangre helada de terror, eso sería si no hubiera visto las películas de "Destino Final" hará un tiempo, pero antes de hablar, os dejaré las dos piezas para que juguéis.
-Cuando el destino significa elegir.
Un hombre caminaba por un sendero del bosque cuando de repente apareció un tigre. Corriendo a toda velocidad llegó a la orilla de un caudaloso río con la fiera pisándole los talones. Aquel hombre no sabía nadar y durante décimas de segundo dudó entre quedarse en la orilla y ser devorado por el tigre, o tirarse al agua y morir ahogado. Optó por arrojarse a la corriente, y cuando estaba a punto de hundirse, unos pescadores que pasaban por el lugar con una barca lo salvaron de las aguas. Una vez en la orilla, sus benefactores le introdujeron en una cabaña para atenderlo debidamente. Instantes después, el techo de la cabaña se derrumbó sobre aquellos hombres de tal modo que el recién socorrido murió aplastado por el peso de los cascotes.
No es por ser presuntuoso y pasarme de listo, pero creo que la muerte y la vida se lo juegan muchas veces a cara o cruz y que, otras tantas, la vida hace trampas y acaba siendo odiada por la muerte. Recordemos que, el odio, es ese sentimiento de querer que vayan mal las cosas para sentirte bien. En este caso, cuando le quitas el honor a la muerte, por haber socorrido a alguien que estaba en sus manos, esta te termina buscando allá donde te encuentres, por eso mismo que llamamos "el privilegio odioso de vivir", que se da cuando las condiciones de vida son tan pésimas que una salvación es una condena en toda regla, en este caso, el honor te lo quitan unas personas, pero lo cierto, es que sigues estando en manos de la muerte, por negligencias acumuladas de tu entorno.
Por lo tanto, si no queréis que vuestro honor sea robado (o como se diría hoy día "ganado") y vuestra vida esté en manos de la muerte, os daré tres consejos para los que necesiten de consuelo:
1) Se tigre y no presa.
2) Se guarro dentro de la pulcritud y pulcro dentro de la ordinariez.
3) Que las virtudes físicas y mentales no falten en ti, tengas la edad que tengas.
-Cuando el destino significa elegir.
Un hombre caminaba por un sendero del bosque cuando de repente apareció un tigre. Corriendo a toda velocidad llegó a la orilla de un caudaloso río con la fiera pisándole los talones. Aquel hombre no sabía nadar y durante décimas de segundo dudó entre quedarse en la orilla y ser devorado por el tigre, o tirarse al agua y morir ahogado. Optó por arrojarse a la corriente, y cuando estaba a punto de hundirse, unos pescadores que pasaban por el lugar con una barca lo salvaron de las aguas. Una vez en la orilla, sus benefactores le introdujeron en una cabaña para atenderlo debidamente. Instantes después, el techo de la cabaña se derrumbó sobre aquellos hombres de tal modo que el recién socorrido murió aplastado por el peso de los cascotes.
No es por ser presuntuoso y pasarme de listo, pero creo que la muerte y la vida se lo juegan muchas veces a cara o cruz y que, otras tantas, la vida hace trampas y acaba siendo odiada por la muerte. Recordemos que, el odio, es ese sentimiento de querer que vayan mal las cosas para sentirte bien. En este caso, cuando le quitas el honor a la muerte, por haber socorrido a alguien que estaba en sus manos, esta te termina buscando allá donde te encuentres, por eso mismo que llamamos "el privilegio odioso de vivir", que se da cuando las condiciones de vida son tan pésimas que una salvación es una condena en toda regla, en este caso, el honor te lo quitan unas personas, pero lo cierto, es que sigues estando en manos de la muerte, por negligencias acumuladas de tu entorno.
Por lo tanto, si no queréis que vuestro honor sea robado (o como se diría hoy día "ganado") y vuestra vida esté en manos de la muerte, os daré tres consejos para los que necesiten de consuelo:
1) Se tigre y no presa.
2) Se guarro dentro de la pulcritud y pulcro dentro de la ordinariez.
3) Que las virtudes físicas y mentales no falten en ti, tengas la edad que tengas.
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