¿Pecadores? ¿humildes? ¿por qué?

"Responderéis que Dios fue enviado para los pecadores. ¿Por qué no fue enviado también para los que no pecan? ¿Qué mal hay en estar exento de pecado? Que el injusto, decís, se humille en el sentimiento de su miseria y Dios le escogerá. Pero ¿qué? Si el justo, confinado en su virtud, levantase sus ojos hacia Dios, ¿acaso sería rechazado? Los magistrados conscientes no permiten que los acusados se alarguen en lamentaciones, por miedo a ver sacrificada la justicia en aras a la piedad ¿Dios, en sus juicios sería menos accesible a la justicia que a la lisonja? Ellos aseguran, y no sin justicia, que ningún mortal está exento de pecado. ¿Dónde está en efecto el hombre perfectamente justo e irreprochable? Todos son por naturaleza propensos al mal. Sería preciso apelar indistintamente a todos los hombres, visto que todos son pecadores ¿Por qué son ellos particularmente designados para la selección divina, antes que los demás? ¿Por qué esa primacía concedida a los menos dignos? ¿No será injuriar a Dios y a la verdad hacer así la aceptación de tales gentes? Sin duda atribuyen tal selección a Dios en la esperanza de atraer más fácilmente la clientela de los malos y porque no pueden conquistar a otros que no se dejen amañar. ¿Se diría que con esa indulgencia intentan mejorar a los malos? ¡Qué ilusión! A quienes el hábito fijó y endureció en la propensión al mal no suelen enmendarse ni por la fuerza ni por la dulzura. Nada más difícil que cambiar radicalmente la naturaleza.
Es a los que no pecan a quienes corresponde una vida más feliz. En vano pretenden ellos salirse de las dificultades, afirmando que Dios todo lo puede: Dios no puede querer nada que sea injusto. Ahora bien, ¿no cometería Dios una suma injusticia si se mostrase complaciente para con los malos, que conocen el arte de apiadarlo, y desampararse a los buenos, que ignoran esa astucia?"

(Celso; El discurso verdadero contra los cristianos, "origenes, clientela y método de proselitismo de los cristianos", nº38).

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