El significado original del "sombrero de paja"

"En el país de Chin vivía un hombre influyente llamado Tse-hua. Aunque no poseía el rango de funcionario del gobierno, Tse-hua tenía el mismo poder que los ministros. Recibía los favores del rey y se codeaba con los nobles. Quienes estaban en buenas relaciones con él obtenían beneficios, y quienes caían en desgracia ante su vista nunca podían esperar alcanzar la fortuna.
Tse-hua tenía numerosos criados y los animaba a competir entre sí con concursos de proezas físicas y mentales. Cuando estas competiciones acababan en muertes o heridas, Tse-hua no se preocupaba en absoluto. Dejaba que los hombres más fuertes abusaran de los más débiles y que los más inteligentes ridiculizaran a los menos ingeniosos. Los desafíos y las bromas constituían la norma en la región en la que se dejaba sentir su influencia.
Un día, dos hombres de Tse-hua se hallaban cumpliendo una misión lejos de la ciudad. Cuando cayó la noche, encontraron alojamiento en la casa de un anciano campesino llamado Shang. Los dos hombres hablaron toda la noche de su amo. Señalaron que si alguien tenía el poder de otorgar la vida o dictar la muerte, conocer la fortuna o asignar la desgracia ese era Tse-hua. El anciano campesino lo oyó y decidió intentar hacer fortuna ofreciendo sus servicios a ese poderoso hombre.
Al día siguiente, después de que los dos criados hubieron partido, Shang pidió a sus vecinos que le prestaran provisiones y algo de dinero. Llevando puesto un sombrero de paja y una canasta a la espalda, se encaminó a la mansión de Tse-hua.
Cuando llegó allí, vio que todos los criados de Tse-hua llevaban ropa lujosa de seda, montaban excelentes caballos y tenían un aire arrogante. Cuando vieron al anciano campesino con la cara sucia y la ropa raída empezaron a burlarse de él y tratarlo con brutalidad. Le encargaban las tareas más humildes, lo golpeaban y continuamente se burlaban de él. Sin embargo, por mucho que lo maltrataran, Shang aceptaba las burlas y los golpes sin enfadarse. En poco tiempo, los hombres de Tse-hua se aburrieron de su propia crueldad y dejaron solo al recién llegado.
En cierta ocasión, los criados se hallaban sobre un andamio a bastante altura del suelo y se vanagloriaban de sus hazañas desafiándose mutuamente. Shang también estaba allí. Los hombres, bromeando, le dijeron: "Cualquiera que sea suficientemente valiente para saltar desde este andamio será recompensado con cien monedas de oro". Mientras se provocaban y desafiaban entre sí, Shang avanzó unos pasos y, sin vacilar, saltó lanzándose al vacío. Cayó flotando y aterrizó suavemente de pie y sin herirse. Los criados de Tse-hua quedaron sorprendidos, pero pensaron que simplemente Shang había tenido suerte en esa ocasión.
Así pues, lo condujeron a la ribera del río, a un lugar donde las aguas eran profundas y rápidas, y le dijeron: "En algún lugar de estas aguas profundas hay una perla. Cualquiera que sea sucifientemente valiente para bucear y encontrarla la poseerá. Shang saltó inmediatamente al río y se sumergió. Poco después, volvió con una enorme y brillante perla en la mano.
Después de este suceso, Shang empezó a ganar el respeto de los criados de Tse-hua y dejaron de tratarlo con brutalidad. Incluso a Tse-hua le llegaron noticias de las capacidades de Shang y empezó a darle la asignación de oro y ropa que recibían los demás criados.
Una noche se desencadenó un fuego en el almacén donde se guardaban las sedas. Tse-hua llegó allí con sus criados. Viendo que estaba a punto de perder una gran fortuna, dijo a sus criados: "Daré una gran recompensa a la persona que pueda sacar mis sedas de este edificio ardiendo".
Shang corrió inmediatamente atravesando las llamas y empezó a sacar fardos de seda y brocados fuera del edificio en llamas. El fuego y el humo no parecían afectarlo. Atravesando las llamas y los escombros ardientes rescató todas las mercancías de Tse-hua.
Después de esta hazaña, Shang no solo fue respetado, sino también admirado. Los criados que se habían burlado de él le pedían disculpas. "No teníamos ni idea de que conocieras la magia y pudieras hacer estas cosas que la gente ordinaria no puede hacer. Sentimos habernos comportado mal contigo y habernos divertido a tu costa cuando viniste por primera vez. Intentábamos engañarte para que hicieras tareas imposibles, y ahora nos sentimos estúpidos por no haber reconocido que eras un hombre de poder".
Otras personas también se apiñaban alrededor de Shang, lo felicitaban y le rogaban que les enseñase los secretos de "volar por el aire", "permanecer bajo el agua" y "caminar a través del fuego".
Shang les respondió: "No tengo ninguna idea de cómo logré realizar estas hazañas increíbles. Realmente no hay nada mágico en ellas. Cuando oí que alguien podía hacer una fortuna al servicio del maestro Tse-hua, llegué a creer que podía hacer una fortuna. Cuando vine aquí, no había ninguna duda en mi mente de que si saltaba del andamio me haría rico, o que si me sumergía en las profundidades del río encontraría piedras preciosas. Nunca se me ocurrió que esas tareas fueran imposibles. Ahora que me habéis dicho que os las habíais inventado en un principio para engañarme, estaré mas reticente a precipitarme de cabeza para hacer cualquier cosa. He descubierto lo que es el miedo, y estoy empezando a dudar si realmente soy capaz de caminar a través del fuego y volar por el aire. Desde ahora, por mucho que se me recompense, no saltaré desde una torre, ni me sumergiré en aguas profundas, ni caminaré a través de un edificio en llamas"" (Lie Tse; Hazañas de poder).

Dedicado a otras tantas personas (amantes de One Piece), las cuales se guardan más desde la crisis de 2007-(en adelante), ante la adversidad.


Me gusta el Ending 8.

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