Pequeña reflexión a grandes vividores de todas las épocas

Si el mundo fuera un ego se dividiría por gente a la que has olvidado, vilipendiado o tratado injustamente.

¿Cuántos buenos cristianos dicen ser seguidores de un Santo Padre de la Iglesia Católica, como es San Agustín? Y aunque no lo fueran, ni fueran Cristianos, deberían de leerse el capítulo 8 del Liber IX de las Confesiones de este (Evodio, educación de Mónica). En él, quedan más que claras las disposiciones de lo que debe de ser una buena vida y en ella incide en el darle importancia a las pequeñas cosas.

Muchas veces nos hemos visto tentados de decirnos a nosotros mismos: ¡Todo para el body! Y de ahí viene la expresión, de Evodio. Pero lo que si que me marcó, hará ya 5 años, cuando me lo leí, fue esta frase de la criada cristiana a la madre de San Agustín: "Ahora bebéis agua porque no tenéis vino a la mano; pero cuando os caséis y seáis dueñas de vuestras bodegas y despensas, aborreceréis el agua; mas la costumbre de beber prevalecerá". Y que razón tiene, todos y cada uno de vosotros, desde el mismo momento en el que os habéis dejado atrás, en lo relativo al ordenador, cosas como tener el orden de vuestra casa y de vuestros asuntos más tocantes, ¿no os estáis dejando una pequeña parte de cosas que, hasta el momento, no os preocupaban ya que teníais este conniteo seguro en vuestra vida? Por lo tanto, retomando el primer párrafo, ¿no sería olvido, vilipendio o trato injusto?

Pues lo mismo yo, me avergonzaría ser seguidor de San Agustín, conectarme al ordenador o quedar con un amigo, solo para mostrar mi fiesta o mi escaso aporte a la gente que tenga a mi alrededor. Desconfiad de todo aquel que se haga llamar cristiano y más aún agustino si no ves compromiso por lo más pequeño en él o ella, si no ves en sus ojos la confianza suficiente para tratar los temas de frente y con la suficiente capacidad para amar, inclusive fuera de los entornos controlados.

Por eso, en una fiesta o en el ordenador, si en esta o este no hay amor, lo único que haces es: olvidarte, vilipendiarte y tratarte injustamente.

Y todo esto no lo digo por aquellos primeros botellones en los cuales no existía el botellódromo, o aquellas primeras parejas o amigos con los cuales he compartido más que experiencias, aunque las más recientes hayan terminado en borracheras inútiles de datos por internet y fiestas estúpidas en las cuales no me he divertido en absoluto y me he sentido en esos tres estados ya mencionados y que afectan, hoy día, gravemente a mi salud.

Juzgad vosotros mismos si es esmeralda o jaspe.

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