Hong Yiming; Cultivando las raíces de la sabiduría.
138.
Teme el mal en la noche; teme el bien en el día. Porque el mal hecho a la luz causa daños superficiales, pero el mal hecho en la oscuridad es profundo. Y el bien hecho a la luz es mezquino, pero el bien hecho en la oscuridad es magnánimo.
146.
Cuando la luz de la lámpara es tenue como una luciérnaga y las diez mil flautas no producen ni un sonido, es como si el hombre entrara por vez primera en el lugar de alegría y reposo.
Al despertar en la madrugada cuando aún no ha empezado el alboroto es como si el hombre emergiera del caos original, anterior a la creación.
Si aprovechamos estos momentos para reflexionar con claridad acerca de nosotros mismos, nos daremos cuenta de que oídos, boca y nariz no son sino cadenas y grilletes, y que nuestros deseos y adicciones extravían nuestro entendimiento.
138.
Teme el mal en la noche; teme el bien en el día. Porque el mal hecho a la luz causa daños superficiales, pero el mal hecho en la oscuridad es profundo. Y el bien hecho a la luz es mezquino, pero el bien hecho en la oscuridad es magnánimo.
146.
Cuando la luz de la lámpara es tenue como una luciérnaga y las diez mil flautas no producen ni un sonido, es como si el hombre entrara por vez primera en el lugar de alegría y reposo.
Al despertar en la madrugada cuando aún no ha empezado el alboroto es como si el hombre emergiera del caos original, anterior a la creación.
Si aprovechamos estos momentos para reflexionar con claridad acerca de nosotros mismos, nos daremos cuenta de que oídos, boca y nariz no son sino cadenas y grilletes, y que nuestros deseos y adicciones extravían nuestro entendimiento.
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