Hará un par de años que me leí un cuento chino llamado "buscando razones", en este se da una correcta explicación del fenómeno de la modestia. Trata de tres amigos que paseando en los alrededores de una colina se encuentran a un hombre en la cima y se preguntan por él. El primero dice que seguramente se haya extraviado y espere a que alguien lo encuentre. El segundo dice que seguramente se ha sentido indispuesto y se ha sentado a reponerse. El tercero dice que seguramente esté esperando a alguna persona que se ha retrasado en la cita. Como los tres no llegaban a un acuerdo, decidieron ir a visitarle y saciar sus dudas y curiosidad. Cada uno le preguntó por lo que tenía en mente y todos y cada uno, obtuvieron un no, entonces le preguntaron al unisono que qué hacía ahí y este les dijo "simplemente estoy".
El cuento, como tal, corresponde al hexagrama 15, qian o modestia. El trigrama superior es la tierra, el trigrama inferior representa a las montañas. Viene a decir que atraerá el fracaso si se desvía del camino de la humildad y la modestia, se debe de ser así, estarás sano y salvo (para más desarrollo consultad el I-Ching).
Filosóficamente, el libro de "El arte de la guerra", de Sun Tzu, le hace una reseña al cuento cuando dice en su capítulo de "el terreno": "Cuando un comandante en jefe, incapaz de calcular la fortaleza de un adversario, emplea una fuerza limitada para atacar una fuerza superior o tropas débiles para atacar fuertes, o si olvida colocar tropas de choque en la vanguardia, será derrotado". En "El arte de la guerra", de Sun Bin, hay un capítulo entero llamado "sorpresa y claridad" en el que se dicen cosas como estas: "[...] la igualdad es inadecuada para alcanzar la victoria; por ello se utiliza la diferencia para la sorpresa. En consecuencia, la quietud es sorpresa para las fuerzas móviles, la relajación es sorpresa para los que están cansados, la saciedad es sorpresa para los hambrientos, el orden es sorpresa para los insubordinados, los muchos son una sorpresa para los pocos. Cuando la iniciativa es directa, refrenarse es sorpresa; cuando se ha lanzado un ataque sorpresa sin venganza, eso es una victoria. Aquellos que poseen una abundancia de sorpresas, sobrepasan a todos en obtener las victorias [...]". El Hagakure de Jocho Yamamoto dice algo muy curioso: "Un servidor inteligente no hará progresos. Pero tampoco hay que tener en cuenta el caso en el que un servidor estúpido haya podido ascender". Daidoji Yuzan, en el "Código del Samuray", en su capítulo sobre "el equipo de los servidores", deja claro que el equipo de los servidores tiene que ser peor que el de los propios samurais debido a la importancia de este. Miyamoto Musashi, considera, en el "libro de los cinco anillos", en el "manuscrito del fuego" incide sobre la "perdibilidad de los maestros en artes marciales" en su apartado de "convertirse en el adversario", porque así como ladrón entra en la casa y está indefenso en ese momento ante los demás, así es el modesto, un perdido ante la entrada de un ladrón (como el faisan y el halcón).
Esto quiere decir, que el factor sorpresa unido a la modestia es, en todo tipo, uno unido a la sociedad y que cuando esta no existe, no existe la modestia. De ahí que cualquier ejercito sea una sociedad dentro de una sociedad.
Confucio opinaba de la siguiente manera (analectas 17.11 y 17.12): "Se habla de los ritos por aquí y de los ritos por allá, ¡como si el ritual consistiera en meras ofrendas de jade y seda! Se habla de música por aquí y de música por allá, ¡como si la música consistiera simplemente en campanas y tambores!" y "un cobarde que echa miradas fieras es -por decirlo crudamente- como un ladrón que escala un muro".
Con lo cual, tenemos que la música puede ser orden, lo mismo que el orden puede ser lo que de a la modestia.
No obstante Hong Yiming, tiene una interesante reflexión en su libro de "cultivando las raíces de la sabiduría", dice así: "la gente solo puede entender libros que tengan palabras, no pueden entender libros escritos sin palabras. Pueden tocar laúdes que tengan cuerdas, pero no pueden tocar laúdes sin cuerdas. Usan las formas exteriores, pero no pueden usar las esencias internas. ¿Cómo pueden entonces penetrar el significado de cuerdas y libros?"
Dicho sea esto, tenemos que mientras menos modesta sea una canción, menos significado de orden tendrá, por lo tanto, será más ladrona y por lo tanto más fútil y vana.
Como dice el Tao Te Ching XXIX, el mundo es como un jarrón espiritual, mientras más excesos, lujos o licencias te permitas, más lo destruirás. De ahí viene que la música arda, hoy día y sea tan poco modesta, porque todo el mundo aspira a manipularla, en vez de generar un orden en ella.
Refranes que representen esta forma de pensar, son: "la alabanza propia envilece", "mientras más tu saber alabes, menos sabes" y "como no llega a mural, le pongo "murillo"". Estos, sobre todo, van dedicados a ciertos "Muros tontos" que tengo, en mi vida, y que se dan de artistas cuando nunca en su vida han cogido una brocha o han pintado con las manos y solo saben hacer arder el ordenador tontamente, al mismo tiempo que se las dan de veganos y salvadores del planeta (y por no decir que de algún que otro animalillo) para que el Karma no se les eche encima.
Pero bueno, ya que hay algunos que no saben pillar las cosas y solo las saben hacer arder tontamente, os voy a dejar una canción de los Foo Fighters, a ver quién pilla la ironía y sabe darle sentido.
La modestia solo sirve con el orden.
El cuento, como tal, corresponde al hexagrama 15, qian o modestia. El trigrama superior es la tierra, el trigrama inferior representa a las montañas. Viene a decir que atraerá el fracaso si se desvía del camino de la humildad y la modestia, se debe de ser así, estarás sano y salvo (para más desarrollo consultad el I-Ching).
Filosóficamente, el libro de "El arte de la guerra", de Sun Tzu, le hace una reseña al cuento cuando dice en su capítulo de "el terreno": "Cuando un comandante en jefe, incapaz de calcular la fortaleza de un adversario, emplea una fuerza limitada para atacar una fuerza superior o tropas débiles para atacar fuertes, o si olvida colocar tropas de choque en la vanguardia, será derrotado". En "El arte de la guerra", de Sun Bin, hay un capítulo entero llamado "sorpresa y claridad" en el que se dicen cosas como estas: "[...] la igualdad es inadecuada para alcanzar la victoria; por ello se utiliza la diferencia para la sorpresa. En consecuencia, la quietud es sorpresa para las fuerzas móviles, la relajación es sorpresa para los que están cansados, la saciedad es sorpresa para los hambrientos, el orden es sorpresa para los insubordinados, los muchos son una sorpresa para los pocos. Cuando la iniciativa es directa, refrenarse es sorpresa; cuando se ha lanzado un ataque sorpresa sin venganza, eso es una victoria. Aquellos que poseen una abundancia de sorpresas, sobrepasan a todos en obtener las victorias [...]". El Hagakure de Jocho Yamamoto dice algo muy curioso: "Un servidor inteligente no hará progresos. Pero tampoco hay que tener en cuenta el caso en el que un servidor estúpido haya podido ascender". Daidoji Yuzan, en el "Código del Samuray", en su capítulo sobre "el equipo de los servidores", deja claro que el equipo de los servidores tiene que ser peor que el de los propios samurais debido a la importancia de este. Miyamoto Musashi, considera, en el "libro de los cinco anillos", en el "manuscrito del fuego" incide sobre la "perdibilidad de los maestros en artes marciales" en su apartado de "convertirse en el adversario", porque así como ladrón entra en la casa y está indefenso en ese momento ante los demás, así es el modesto, un perdido ante la entrada de un ladrón (como el faisan y el halcón).
Esto quiere decir, que el factor sorpresa unido a la modestia es, en todo tipo, uno unido a la sociedad y que cuando esta no existe, no existe la modestia. De ahí que cualquier ejercito sea una sociedad dentro de una sociedad.
Confucio opinaba de la siguiente manera (analectas 17.11 y 17.12): "Se habla de los ritos por aquí y de los ritos por allá, ¡como si el ritual consistiera en meras ofrendas de jade y seda! Se habla de música por aquí y de música por allá, ¡como si la música consistiera simplemente en campanas y tambores!" y "un cobarde que echa miradas fieras es -por decirlo crudamente- como un ladrón que escala un muro".
Con lo cual, tenemos que la música puede ser orden, lo mismo que el orden puede ser lo que de a la modestia.
No obstante Hong Yiming, tiene una interesante reflexión en su libro de "cultivando las raíces de la sabiduría", dice así: "la gente solo puede entender libros que tengan palabras, no pueden entender libros escritos sin palabras. Pueden tocar laúdes que tengan cuerdas, pero no pueden tocar laúdes sin cuerdas. Usan las formas exteriores, pero no pueden usar las esencias internas. ¿Cómo pueden entonces penetrar el significado de cuerdas y libros?"
Dicho sea esto, tenemos que mientras menos modesta sea una canción, menos significado de orden tendrá, por lo tanto, será más ladrona y por lo tanto más fútil y vana.
Como dice el Tao Te Ching XXIX, el mundo es como un jarrón espiritual, mientras más excesos, lujos o licencias te permitas, más lo destruirás. De ahí viene que la música arda, hoy día y sea tan poco modesta, porque todo el mundo aspira a manipularla, en vez de generar un orden en ella.
Refranes que representen esta forma de pensar, son: "la alabanza propia envilece", "mientras más tu saber alabes, menos sabes" y "como no llega a mural, le pongo "murillo"". Estos, sobre todo, van dedicados a ciertos "Muros tontos" que tengo, en mi vida, y que se dan de artistas cuando nunca en su vida han cogido una brocha o han pintado con las manos y solo saben hacer arder el ordenador tontamente, al mismo tiempo que se las dan de veganos y salvadores del planeta (y por no decir que de algún que otro animalillo) para que el Karma no se les eche encima.
Pero bueno, ya que hay algunos que no saben pillar las cosas y solo las saben hacer arder tontamente, os voy a dejar una canción de los Foo Fighters, a ver quién pilla la ironía y sabe darle sentido.
La modestia solo sirve con el orden.
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