Wen Tzu (III)

"Lao Tse dijo:
Cuando una mente mecánica está escondida adentro, la inocencia pura no deja entonces de ser alterada. En cuanto aquellos en los que las cualidades espirituales no están completas, ¿quién sabe hasta qué punto puede llegar la destructividad? En cuanto a aquellos en cuyos corazones se han olvidado por completo todos los sentimientos rencorosos, podrían incluso agarrar a un tigre furioso por la cola, por no hablar de las personas.
Quienes encarnan el Camino son libres y nunca llegan a un callejón sin salida. Quienes dejan que el cálculo gobierne sus vidas, trabajan arduamente sin lograr sus fines. Las leyes rígidas y los castigos severos no son la obra de grandes líderes; fustigar al caballo una y otra vez no es la manera de montar para recorrer una larga distancia.
Cuando proliferan las preferencias y las aversiones, sobrevienen las dificultades. Por ello, las leyes de los reyes de antaño no eran algo ya hecho, sino algo en lo que se confiaba; sus prohibiciones y castigos no eran obra de la planificación, sino de lo observado.
Por ello, la capacidad de continuar con lo que ya existe conduce a la grandeza, mientras que la artificialidad conduce a la mezquindad; la capacidad de observar lo que está presente conduce a la seguridad, mientras que las argucias conducen a la derrota.
Quienes permiten a sus ojos y oídos mirar y escuchar todo lo susceptible de ser mirado y escuchado, fatigan sus mentes y por ello carecen de claridad. Quienes utilizan la reflexión intelectual para ejercitar el control hacen padecer a sus mentes y por ello no realizan nada.
Si confías en los talentos de una sola persona, es duro triunfar; cultivar las capacidades de una sola persona no es suficiente para gobernar una casa y el jardín. Si sigues la lógica de la verdadera razón y te adaptas a la naturalidad del cielo y de la tierra, el universo entero no puede competir contigo. La escucha se pierde en la repulsa y el halago, los ojos se vuelven licenciosos a través del color y de la forma. En efecto, las maneras son insuficientes para impedir el apego, pero la mente sincera puede abarcar lo lejano y lo vasto.
Así pues, ningún arma es más afilada que la voluntad, ningún bandido es mayor que el yin y el yang. El gran bandido está oculto en el cuerpo y no habla con ponderación; el bandido medio se retira en medio del vulgo. Por ello, se dice que cuando el pueblo tiene mucha astucia e inteligencia, suceden multitud de extrañas cosas; cuando se promulga gran abundancia de leyes y de obligaciones, proliferan ladrones y bandidos. Libérate de todo esto y no surgirán calamidades. Así, gobernar una nación mediante la astucia es perjudicial para ella; no gobernar una nación mediante la astucia es beneficioso para la nación.

Lo que no tiene forma es grande, lo que tiene forma es pequeño; lo que no tiene forma es abundante, lo que tiene forma es escaso. Lo que no tiene forma es poderoso, lo que tiene forma es débil; lo que no tiene forma es sustancial, lo que tiene forma está vacío. Lo que tiene forma realiza las obras, lo que no tiene forma inicia los comienzos. Lo que realiza las obras hace herramientas, lo que inicia los comienzos está intacto. Lo que tiene forma posee sonido; lo que no tiene forma carece de sonido. Lo que ha sido formado nace de lo que carece de forma, así lo que no tiene forma es el comienzo de lo que tiene forma.
La amplitud y la riqueza son famosas; lo que es famoso es considerado noble y completo. La frugalidad y la austeridad son anónimas; lo que es anónimo se considera humilde e insignificante. La abundancia es famosa; lo que es famoso es honrado y favorecido. La pobreza es anónima; lo que es anónimo es despreciado y considerado vergonzoso. Lo masculino es famoso; lo que es famoso es distinguido. Lo femenino es anónimo; lo que es anónimo es ocultado. La abundancia es famosa; a lo que es famoso se le otorga una elevada condición. La carencia es anónima; a lo que es anónimo se le otorga una humilde condición. Lo que tiene mérito tiene un nombre; lo que no tiene mérito no tiene nombre.
Lo que tiene un nombre ha nacido de lo que no tiene nombre; lo que no tiene nombre es la madre de lo que tiene nombre. En el Camino, la existencia y la no existencia se producen una a otra; la dificultad y la facilidad se crean mutuamente. Por lo tanto, los sabios se mantienen en calma y en la sutileza abiertas del Camino, mediante lo cual perfeccionan sus virtudes. Por ello, cuando se tiene el Camino, se tiene la virtud; cuando se tiene la virtud, se tiene el mérito; cuando se tiene el mérito, se tiene la fama; cuando se tiene la fama, se regresa al Camino, durando así para siempre el mérito y la fama, para nunca ser culpado en toda la vida.
Los reyes y los señores son famosos por sus obras, los huérfanos y los indigentes no son famosos por sus obras; por ello, los sabios se refieren a sí mismos como solitarios y pobres que regresan a las raíces. Cumplen su trabajo sin posesividad, y así se considera beneficioso la ausencia de logro, mientras que la carencia de nombre se considera funcional.
Antaño, la gente era inocente y no distinguía el este del oeste. No existía disparidad entre sus apariencias y sus sentimientos, o entre sus palabras y sus acciones. Sus acciones emergían sin adorno, su discurso no era embellecido. Sus ropas eran calientes más que coloridas, sus armas estaban melladas, sin filo. Sus movimientos eran lentos, su mirada carecía de expresión. Cavaban pozos para beber, araban campos para comer. No distribuían bienes y no buscaban recompensas. Lo alto y lo bajo no se destronaban entre sí, lo largo y lo corto no se definían recíprocamente.
Las costumbres que tienen una equivalencia en el uso común pueden ser seguidas; el trabajo que es posible para todo el mundo se hace con facilidad. Las artificialidades altaneras que engañan a la sociedad y la conducta peligrosa que engaña a las masas no son utilizadas por los sabios para popularizar las costumbres."

(Lao Tse; Wen Tzu nº10)

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