2 historias budistas que harán que pienses de otra manera

-Renunciar al mundo en aras del mundo (una historia chan).
"Una tarde, el Maestro chan Yang Shan regresaba tras trabajar en el campo. Al volver a casa se encontró con el Maestro chan Wei Shan, que le preguntó:
-¿De dónde vienes?
-Vengo del campo -fue la respuesta.
-¿Cuántos trabajadores hay allí?
Sin decir una palabra, Yang Shan hincó su pala con fuerza en la tierra y se quedó inmóvil.
-Hoy -dijo Wei Shang- hay muchos segadores en la montaña Nanshan.
Manteniéndose aún en silencio, Yang Shan tomó su pala y prosiguió su camino".


-Durmiendo durante el día (una historia zen).
"El maestro Soyen Shaku dejó este mundo a la edad de sesenta y un años. Habiendo cumplido su misión en la vida, dejaba tras de sí una gran enseñanza, mucho más rica que la de la mayoría de los maestros zen. Sus pupilos solían dormitar de día en la época de los calores estivales. Él hacía la vista gorda, y, por su parte, no desperdiciaba jamás un minuto.
Cuando tenía doce años había empezado ya a estudiar las especulaciones filosóficas de la secta Tendai. Cierto día de verano, el aire era tan sofocante que el pequeño Soyen plegó las piernas y se durmió.
Tres horas habían pasado cuando, despertando de súbito, oyó entrar a su maestro. Pero era ya demasiado tarde. Allí yacía, tumbado de un lado a otro de la puerta.
"Te pido perdón", le susurró a su maestro pasando con cuidado por encima de su cuerpo como si se tratara del de algún distinguido huésped. Después de esto, Soyen no volvió nunca a dormir por las tardes".

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