Pena proporcionada al crimen

"Fan-ch'i llevaba una vida delictiva en la ciudad de Hsi Shui-suan. Instigaba a la violencia, provocaba peleas, se apoderaba de las propiedades de los demás por la fuerza y seducía a las mujeres e hijas de otros hombres. Cuando no podía obtener lo que quería, Fan planteaba las estratagemas más infames para obtenerlas.
Un día murió de repente. Veinticuatro horas después volvió y dio instrucciones a su esposa para que reuniera a sus amistades y vecinos en su casa. Cuando llegaron, anunció que había visto al Señor del Mundo Inferior, que le había dicho: "En mi reino los muertos reciben castigos según sus crímenes. Quienes están en el reino de los vivos no saben lo que les espera. Cuando mueran, serán arrojados a llamas, cuyo calor se halla en proporción al daño que han causado a sus congéneres los seres humanos".
La multitud miraba a Fang-ch'i como si estuviera balbuciendo cosas sin sentido. Pero Fang-ch'i había rebasado su cota de crímenes, y el Señor de Mundo Inferior había decidido utilizarlo como ejemplo para apartar a la gente de las malas acciones. A una orden suya, Fang-ch'i tomó un cuchillo y empezó a mutilarse. A cada corte, relataba un delito que había cometido contra su familia y sus vecinos.
El rumor de las acciones de Fang-ch'i se difundió y mucha gente acudió a ver el cuerpo mutilado del hombre atormentado. Llenos de vergüenza y duelo su esposa y sus hijos intentaron cerrar la puerta para preservarse de la curiosidad de la multitud. Sin embargo, el poder del Señor del Mundo Inferior estaba todavía en Fang-ch'i. Este luchaba para hablar a su familia diciendo: "Estoy cumpliendo las órdenes del Señor del Mundo Inferior, y quiere que mi castigo sirva como advertencia a los demás. No tenéis derecho a impedirles mi ordalía".
Fang-ch'i estuvo agonizando durante más de seis días antes de morir".

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