Una visita al infierno

"Ch'uan Ju-yu de Pu-hai era un pobre hombre, pero, en lugar de esforzarse para hacerse rico, pasaba su tiempo ayudando a los demás. A pesar de la mala salud que le atenazaba, trabajaba mucho tiempo y esforzadamente copiando libros religiosos para instruir a sus vecinos. Cuando se le preguntaba por qué se esforzaba hasta el límite, Ch'uan respondía que él no buscaba ninguna recompensa; estaba simplemente intentando ayudar a su mente a no volverse ociosa.
Un día, cuando Ch'uan estaba en el mar, una gran tormenta le hizo naufragar en una solitaria y bella isla. Ch'uan estaba absorto en el esplendor del entorno, cuando se le apareció un sabio taoísta y le dijo: "El mundo mortal se complace en la hipocresía y en lo sensacional. Pero los Señores del Cielo alaban a quienes son sinceros. Has hecho bien copiando y distribuyendo libros que enseñan la virtud. Además, lo hiciste no para obtener recompensas o elogios, sino por pura y buena voluntad. Muchos eruditos son cultivados, pero abusan de sus talentos. Escriben libros que incitan a la gente a la violencia y no a actos virtuosos. Ahora sufren en el infierno como consecuencia de sus acciones. Te llevaré allí para que veas cuán diferente es tu propio destino".
El taoísta condujo a Ch'uan a una tierra extraña y explicó extensamente lo que vio allí. Ch'uan vio los diversos tipos de torturas padecidos por escritores que habían conducido a la gente a la violencia y que eran responsables de la caída de personas que de otro modo hubieran sido buenas. El sabio también señaló a un funcionario que había sido honrado y justo durante su vida en la tierra. En esos momentos estaba encargado de la justicia del mundo inferior, garantizando que aquellos que habían cometido malas acciones durante su vida en la tierra fueran castigados en el infierno.
Cuando terminó la visita, el taoísta hizo volver a Ch'uan a la isla desierta, donde posteriormente se las arregló para construir una barca y regresar a su casa en el pueblo. Profundamente afectado por su visita al infierno, Ch'uan fue contando a todo el mundo las terribles escenas de las que había sido testigo. Les aconsejó llevar una vida virtuosa, de modo que no tuvieran que afrontar esos castigos tras la muerte".

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