Cambiar

Hoy me siento meditativo de nuevo, quisiera compartir con vosotros dos koans y las reflexiones que son anejas. El primero de ellos ("obtener agua de una jarra") dice así:

"Un día, el Maestro chan Yin Feng fue a visitar a un viejo Maestro llamado Nan Chuan. Al entrar en la sala de meditación vio una gran asamblea que estaba escuchando el sermón del Maestro. El Maestro Nan Chuan subió a su trono, agarró una jarra y la mostró a la asamblea, diciendo:

-Esta jarra de bronce es la realidad que contiene el agua. Mi pregunta es la siguiente: ¿Quién de vosotros puede obtener agua sin mover la realidad?
Al oír esto, Yin Feng tomó la jarra y sin decir una palabra la puso boca abajo ante Nan Chuan".

Cualquier persona normal se quedaría en la ilusión, lo verdaderamente útil es la enseñanza real que hay en este koan: "para mover el interior hay que mover el exterior". ¿Qué quiere decir eso? que para cualquier cosa que hay, en la vida, debes de mover, primero, lo que hay externamente para después mover el interior y esto solo se consigue quitándonos de apegos.


Pero esto, así de primeras, no se podrá entender fácilmente. Vayamos a otro koan más indicativo de estos cambios ("el sonido de una sola mano"):

"El maestro del templo Kennin fue Mokurai, Trueno Silencioso. Este tal Mokurai tenía un pequeño protegido, de nombre Toyo, que contaba tan solo doce años de edad. Viendo cómo los discípulos mayores acudían cada mañana y cada tarde a la habitación del Maestro para recibir instrucción en la técnica del sanzen, o conversación encaminada -por medio de un koan- a disipar los enredos de la mente, Toyo sintió vivos deseos de practicarlo a su vez.
"Espera un poco", le dijo Mokurai. "eres aún demasiado joven". Pero el muchacho siguió insistiendo en su petición, y Mokurai finalmente accedió.
Por la tarde, a la hora acordada, el pequeño Toyo se presentó en el umbral de la habitación del sanzen. Hizo sonar el gong para anunciar su llegada, y tras repetir tres veces desde la puerta la obligada reverencia, fue a sentarse junto al maestro en actitud de respetuoso silencio.
"Puedes escuchar el sonido de dos manos cuando baten palmas", le dijo Mokurai. "Muéstrame ahora cuál es el sonido de una sola mano".
Haciendo una nueva reverencia, Toyo se retiró a su cuarto para considerar con detenimiento el problema. Por la ventana abierta entraba la música de las geishas. "¡Ya lo tengo!", exclamó.
Al día siguiente por la tarde, al pedirle el maestro que ilustrara el sonido de una sola mano, Toyo empezó a imitar la música de las géishas.
"No, no", le interrumpió Mokurai. "Nada de eso. El sonido de una sola mano no es así. Aún no lo has comprendido".
Temiendo que la música lo sacara de nuevo de su meditación, Toyo se retiró esta vez a un tranquilo paraje en el campo. "¿Cuál podrá ser el sonido de una sola mano?", se preguntaba. Llegó entonces a sus oídos el murmullo del agua de un manantial. "¡Ya está!", se dijo.
Al comparecer de nuevo ante su maestro. Toyo reprodujo fielmente el sonido del agua.
"¿Qué es eso?, preguntó Mokurai. "Tal vez el ruido del agua goteando, pero desde luego nada que se parezca al sonido de una sola mano. Inténtalo otra vez".
En vano meditó Toyo para lograr oír el sonido de una sola mano.
Oyó el suspiro del viento. Pero el sonido fue rechazado.
El sonido de una sola mano no estaba en los grillos.
Más de diez veces se presentó ante Mokurai con diferentes sonidos.
Ninguno era válido. Durante casi un año estuvo pensando en el sonido de una sola mano, preguntándose cuál podría ser.
Por fin, el pequeño Toyo penetró en la verdadera meditación y trascendió todos los sonidos. "No hubiera podido añadir ni uno más", explicaría más tarde, "así que alcancé el sonido sin sonido".
Toyo había reconocido el sonido de una sola mano".

He ahí como con esta simple pregunta, se movió el exterior al mismo tiempo que el interior, es el sonido de una sola mano el del crecimiento o extinción de una vida, que solo se puede dar si salimos de ilusiones y cosas carentes de sentido.

Por lo tanto, si quieres crecer como persona, encuentra algo sobre lo que meditar, cuando eres más pequeño y viaja, hínchate a viajar, para cambiar de realidad, cuando seas más mayor, ya que las aguas estancadas no son nada buenas (como he dicho en otras ocasiones).

¡Buenos días y que la suerte acompañe a los que algo se mueve en su interior!

Comentarios