La roca y la criatura

"Deseando afilar la mente de sus mejores discípulos, Rabí Israel Yabani de Alejandrópolis, en vísperas de la Fiesta de las Cabañas, los reunió para preguntarles:
-¿Qué creéis que significa "el Creador es mi roca" en el Salmo 18:3?
El primero en hablar fue el intempestivo Rabi Yojanán de Abdera:
-En cada pasaje de la Tora los contenidos son indivisibles de los número de los versículos en los que aparecen. Por lo tanto, y como 18:3 puede leerse como jagai, que quiere decir mi fiesta, mi celebración, entiendo que el jolgorio del Creador es su permanencia, la alegre constancia con la que está siempre presente.
-No está mal -respondió Rabí Israel Yabani.
-A mi juicio -terció Jaim Joffe de Salónica, a quien todos llamaban el estudiante-, la roca de Dios es la firmeza en la que nos apoyamos, el eje de todos nuestros actos.
-¿Por qué no pensar -intervino Rabí Yosef Yabani, primo de Rabí Israel-, que Él es la piedra contra la que nos estrellamos, la fortaleza que excita nuestra mente, la compacta incógnita sobre la que se afilan todas nuestras preguntas?
-También es cierto -agregó Rabí Israel.
Por dos veces consecutivas el maestro oyó la opinión de sus discípulos. Después, sirviéndoles un espeso café con sus propias manos, dijo:
-Al principio el Creador es para nosotros mera lejanía, distancia insalvable, dureza y mudez. Pero cuando tomamos su roca entre las manos, cuando pulimos sus aristas, descubrimos sus vetas y adivinamos parte del orden con que se incrustan sus cristales y entonces se transforma en nuestra criatura, en un hijo de nuestro propio entendimiento, momento en el cual -sin dejar de ser firme- adquiere la elasticidad que nosotros mismo acabamos de concederle".

El salmo en cuestión dice, textualmente: Elí tzuri, "Dios es mi roca", frase traducida, en muchas versiones como "Dios es mi fortaleza", ya que la palabra tzur también quiere decir eso. Sin embargo, apelando a una curiosa permutación, el maestro parece haber cambiado la letra yod poniendola delante de la expresión "mi roca" hasta transformar , por su intermedio, tzuri en itzur, que quiere decir criatura.

La fiesta, en casa, es adecuada para darnos cuenta de las cosas que de otro modo no nos podríamos dar cuenta, también, la compostura, en base a unas normas, nos hace ser quienes somos, pero, sin lugar a dudas, lo que de verdad nos hace que avancemos, es que tengamos una conjugación de ambas, para dar un más allá o idea original.

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