El oro de Moscú

¡Ay, el oro! En los últimos compases del día de mi cumpleaños, me acordé de una anécdota lejana en el tiempo, siendo, también, lejana en mi memoria. Me ha venido a la mente el episodio de "el oro de Moscú".

Para los que no lo sepáis, dicho oro fue conseguido por nuestro país durante años de aventuras por todo el mundo. Saqueos o no, puede que más de un historiador interesado de otro país lo haya calificado de expolio. Pero lo mismo que dicho bien viene, dicho bien se va y esto, para los que recordéis, fue durante una guerra fratricida en nuestro país. Dicho bien material, se lo quedaron los Rusos.

Y es que mi vida es, a día de hoy, como ese capítulo. En esta década he visto el oro de la juventud, el descaro, la osadía, la rebeldía y la erudición. Hoy, medio de coña, me decía un tío mío, al que le tengo mucho aprecio: "Que lo mismo que viene la juventud, en esta década, se irá".

¿No será que he luchado por el oro de Moscú y ahora me toca sufrir su maldición?

Cuando era pequeño me pensaba que la paz era con nosotros, tal y como decían en las iglesias, ahora me doy cuenta de hasta que punto estoy maldito por dicho oro, ya que, si no hubiera peleado por él, no se lo habrían llevado. Ese oro es mi juventud y puede que ahora me toque reventar unos cuantos años.

¿Quién se atreve a acompañarme en esta década, llena de "sangre y oscuridad, que viene a mi"?

Para los que no lo sepáis, mi jugador favorito de Soul Edge era la fusión de Sigfried y Nightmare. Me caía una somanta palos de primera, pero les mandaba a escaparrar y antes las partidas eran cara a cara.

Ya me callo, ¡buenas noches!

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