El camino resbaladizo hacia el Maestro chan Shih Tou

Un día, cuando se disponía a dejar al Maestro chan Ma Tsu, un monje llamado Yin Feng fue preguntado por el Maestro:
-¿Adónde vas, hermano?

-Voy a visitar al venerable Maestro Shih Tou -respondió el monje.
-Ten cuidado -le advirtió el Maestro-, el camino de Shih Tou es muy resbaladizo.
-Está bien -dijo Yin Feng-, llevo mi bastón de bambú.
Tan pronto como Yin Feng llegó a la cabañá de Shih tou, entró en ella y, encaminándose hacia el asiento de meditación del Maestro, clavó su pesado bastón en el suelo. Al hacerlo, preguntó al Maestro en voz alta que cuál era su único propósito en la vida. Sin tan siquiera mirar al monje, Shih Tou miró hacia arriba y exclamó dos veces:
-¡Cielo azul!, ¡cielo azul!
Viendo que esto no conducía a ninguna parte, Yin Feng regresó al Maestro Ma Tsu y le dijo lo que había sucedido.
-Ve y visita de nuevo al Maestro Shih Tou -le aconsejó Ma Tsu-, y cuando abra su boca debes callarle de inmediato haciendo dos veces el sonido de ¡chis!, ¡chis!
Siguiendo el consejo, Yin Feng volvió para plantear la misma pregunta a Shih Tou. En esta ocasión, en lugar de responder, Shih Tou hizo callar a Yin Feng emitiendo el sonido ¡chis!, ¡chis! Así pues, el monje regresó tímidamente sin haber obtenido nada.
-¿No te había advertido -se burló Ma Tsu- que el camino de Shih Tou era muy resbaladizo?

En este koan chan de apariencia tan larga se encuentran los fundamentos de la filosofía china e hindú. Por ejemplo: cuando golpea el suelo con el bastón o cuando el Maestro Shih exclama dos veces cielo, hablan de dos vacíos infinitos en los que está el atman como vacío y su brahman o extensión. Están también las dualidades como todo o nada, que no se llegan a pronunciar y está el samsara o reencarnación cuando en su deseo de conocer le dan el palo al monje Yin Feng.

¿Qué conclusiones podemos sacar de esto?


Que la mejor manera de acabar con la reputación de alguien es cortarle por lo sano en sus intenciones antes de que ejecute el plan entero, o será demasiado tarde. También, que fijarse en lo que tenemos a nuestro alrededor, siendo que esto no esté atado a nuestras pasiones más bajas (como por ejemplo que tengas deshecha la cama y la utilices en sentido pasional, como cobijo tuyo ante el mundo que te rodea y te señalen algo de ella) puede conseguir que no nos sintamos tan heridos a la hora de ser inquiridos en nuestra forma de ser.

¡Gracias por quedaros a leer hasta aquí!

Comentarios