Las últimas palabras

"La anciana O-San" alcanzó la iluminación cuando estaba estudiando zen con el Maestro Tetsumon. Más adelante, cuando el gran Maestro Hakuin llegó a su provincia, O-San fue a verlo.
Para probar a la mujer, Hakuin le preguntó acerca del "sonido de una mano que aplaude."
O-San inmediatamente murmuró un poema:

Más que escuchar
el sonido del aplauso
de una mano de Hakuin,
aplaude con las dos manos
¡y logra algún resultado!

Cuando O-San estaba a punto de morir, fue rodeada por sus hijos, que pretendían escuchar sus últimas palabras. Ella sonrió y entonó el siguiente poema:

En este mundo
donde no duran las palabras,
más que el rocío
sobre las hojas,
¿qué podría decir
para la posteridad?

Lo primero que os he de decir de este koan, es que ni yo mismo me aventuro a saber hasta qué punto es de complejo. No obstante lo voy a intentar.

El estado de iluminación es una comunión con las doctrinas del budismo más allá de todas las cosas. La primera dualidad que tenemos es la de hombre y mujer o en este caso no y sí, he aquí la primera pasión, que al ser distante, invita a la reflexión. En el primer poema las dos primeras líneas son una dualidad la primera es un si y la segunda es un no, mujer y hombre en este caso. La tercera y cuarta línea del primer poema son otra dualidad, hombre y mujer. Con lo cual tendríamos que la mujer rodea al hombre y el quinto párrafo es una afirmación. Con lo cual, tenemos que era monja zen y decidió abandonar para tener hijos, o por lo menos eso se supone.

La siguiente parte del koan es una dualidad, vida y muerte. Vida sería la primera parte, ya analizada y muerte sería lo que os voy a analizar.

La primera y la segunda línea serían una dualidad, vida (referido a la primera parte de ahora en adelante) y muerte. La tercera y la cuarta línea serían muerte y vida. La sorpresa es que muerte y vida se intercambian con las dos últimas líneas del poema y la última del anterior poema, de ahí viene lo de que diga que era monja (o me lo supongo) y que seguía siendo monja incluso después de tener hijos.

La enseñanza es breve para mi, ¡no le digas no a nada de primeras! El resto, todavía me queda por experimentar.

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