Temperamento

Un estudiante se quejaba en cierta ocasión ante Bankei: "Maestro, tengo muy mal temperamento. ¿Cómo podría controlarlo?"
"Tienes algo muy raro", replicó Bankei. "Déjame verlo".
"No puedo enseñarlo en este momento", dijo el otro.
"¿Cuándo podrás hacerlo?", preguntó Bankei.
"Surge de improviso", contestó el estudiante.
"Entonces", concluyó el maestro, no debe ser tu propia naturaleza. Si lo fuera, podrías enseñármelo cuando quieras. No lo llevabas contigo cuando naciste, y tus padres no te lo dieron. Piensa en ello".

Hoy, escribía acerca de los malos pensamientos y me pareció sensato compartir con vosotros este koan. Cuando dice que tiene mal temperamento, su pregunta ya le da la clave, vive atado a las pasiones y es una afirmación. El maestro, en las líneas 3 y 4 del koan da la clave "déjame verlo", que sería una negación invertida y el afectado lo mismo pero con una afirmación invertida. Las lineas 5 y 6 dejan entrever que gran parte de la forma de ser del afectado, con esta dinámica, no es de sí mismo sino de el entorno, como concluyen las líneas 7 y 8.

La lección práctica de todo esto, es que cuando nos enfrentamos a un proceso de enfermedad mental, lo práctico, para que no te digan que es algo incurable y te encadenen de por vida a tomar medicación, es no aceptar, de primeras, medicación y decir que es algo fortuito o que se vea que es algo fortuito. De otra manera, quedarás encadenado, si se lo muestras, a la enfermedad.

¡Gracias por leer este pequeño comentario anexo a la entrada anterior y espero que os sea de gran ayuda para sortear estados enfermizos!

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