La prudencia como virtud

-Post de FH.
Compartimos con vosotros la reflexión del filósofo Miquel Seguró, investigador de la Cátedra Ethos de la Universidad Ramon Llull, acerca de la práctica de la prudencia en las arenas de la política, en estos tiempos en los que dicha virtud parece estar en preocupante desuso.


-Mi comentario.
Originalmente iba a poner un extracto de la "Constitución de los atenienses" de Aristóteles (28; 1-5), publicado por el CSIC bajo el título de Alma Mater, pero es demasiado largo para un comentario normal, además de que hay que deducir la "prudencia" de lo dicho por Miquel. Después se me ocurrió el poner un trozo sofístico de Luciano de Samósata (Relatos Verídicos II; 45) y compararlo con el koan chan de "Todo está predeterminado", los cuales contienen una curiosa respuesta a la afirmación de Platón, hecha por Miquel, de "el arte de la política, dice, es como el arte de tejer. Debe hacerse paso a paso, punto a punto. Y todos los pasos son importantes porque en cualquier momento el tejido puede deshacerse". Pero finalmente me he decantado por hacerme la pregunta de ¿qué es la "mente" en la política? y por lo tanto, ¿qué es la "prudencia"?

Para la "mente", creo que es como un "grindylow" (J.K. Rowling; "Animales fantásticos y dónde encontrarlos", G) o demonio verde pálido del agua, ya que, al igual que la prudencia, se come a la gente pequeña, sus dedos son fracturables y largos, como en la astucia, y solo la gente del ámbito es capaz de domesticarlos.

Hobbes ("Leviatán"; "Del hombre", Capítulo 8º) dice de la "prudencia" y su derivado maligno o la "astucia" lo siguiente:

"Un hombre que tiene un plan observa cómo sus pensamientos, discurriendo acerca de una multitud de cosas, van llevándolo a la consecución de ese plan. Si sus observaciones no resultan fáciles o comunes, el ingenio que debe desplegar este hombre se llama prudencia, y depende de su mucha experiencia y memoria de situaciones similares, y de las consecuencias que han tenido lugar. En esto no hay tantas diferencias entre los hombres como la que se da en lo referente a sus fantasías y a su juicio. Ello es así porque la experiencia de los hombres que tienen la misma edad no es muy diferente en lo que se refiere a la cantidad; pero es experiencia de cosas diferentes, ya que cada hombre tiene sus fines particulares. Gobernar bien una familia o un reino no requiere diferentes grados de prudencia; lo único que ocurre es que son tareas diferentes. Tampoco implica grados diferentes de arte el pintar un cuadro que represente algo menor, igual o mayor de lo que es al natural. Un simple cabeza de familia es más prudente administrando los asuntos de su casa que un consejero privado manejando los de otro hombre.
Si añadimos a la prudencia el uso de medios injustos o deshonestos -como generalmente ocurre entre hombres que son llevados por el miedo o la necesidad- tenemos esa sabiduría pervertida a la que damos el nombre de astucia, la cual es señal de pusilanimidad. Porque la magnanimidad es un despreciar las ayudas injustas o deshonestas. Y lo que los Latinos llamaban versutia, en inglés shifting (artimaña), consiste en evitar temporalmente un peligro o incomodidad presentes, enredándose en otros mayores, como cuando un hombre roba a uno para pagar a otro; esto no es otra cosa que una maniobra de cortas miras, y se llama versutia con la palabra derivada del término versura, que significa tomar dinero prestado de un usurero, para efectuar el pago de intereses presentes.
"

Por lo tanto, tenemos que la prudencia es una representación lo más fiel de la persona con el medio y que si por algún momento surgiera una disociación, de este con ella, de lo que hablaríamos es de astucia. La mente ha de ir con el medio, lo mismo que la prudencia va con la persona. De ahí la degeneración del gobierno democrático de Atenas, la "gente de mar" de Luciano y de Rowling, la mente que se reconoce o no se reconoce en Buda o la piedra del templo en el koan chan. Se puede decir que hoy día todo es prudencia y lo que no, es astucia.

¡Gracias por el post y buen día!

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