La danza, el tiempo y el gharam. El amor original

-Post de FH.
FILOSOFÍA EN DANZA
Nos ha gustado esta iniciativa que nos han hecho llegar nuestros amigos mexicanos. Si estáis al otro lado del charco, hoy empieza el II Coloquio Universitario de Danza y Filosofía. Habrá ponencias, mesas de discusión, obras e intervenciones escénicas con especialistas de diversas áreas. Del 31 de agosto al 6 de septiembre en el Foro Experimental José Luis Ibáñez (Univ. Nacional Autónoma de México), la ADM y CICO.
https://giroscopiodanza.wordpress.com/ii-coloquio-de-danza…/

-Mi comentario.
A mi me gustaría empezar el debate con 2 anotaciones y 1 texto, ya que danzar es todo lo contrario de estar aquí escribiendo:

1º) Para empezar, que yo sepa, ningún filósofo de los que yo conozca está en contra de la danza, ya que Ibn Arabi, por ejemplo en el "Tratado del amor" ("De algunos estados de los amantes", 3), habla de una palabra que no existe nombrada en español como tal o "gharam", que dice que "es la reabsorción en el Bienamado provocada por la melancolía (kamad) persistente" estando presente en el Corán como prohibición (XXV, 65) y tomado por que "es una absorción provocada por una unión permanente por la presencia del Bienamado."

Para no ser alienado has de danzar y moverte, ser una persona vital y no un pelele.

2º) Spinoza llega a decir en su "Ética" ("Del origen y de la naturaleza de los afectos"; LIII, LIV y LV) que "cuando el Alma se considera a sí misma y considera su potencia de obrar se alegra, y tanto más cuanto con mayor distinción se imagina a sí misma e imagina su potencia de obrar" y lo afirma diciendo que "el Alma se esfuerza en imaginar sólo aquello que afirma su potencia de obrar", diciendo que en caso contrario, "cuando el Alma imagina su impotencia, se entristece."

Por lo tanto, esta podría ser un buen desarrollo del principio anti-danza o "gharam".

Ya entrando en la filosofía de la danza, Paul Valéry ("Filosofía de la danza"; pags. 34-40) dice:

"¿Qué es, pues, la Danza? Él se turba y enseguida su mente se paraliza -lo que le hace pensar en una famosa pregunta y una famosa turbación de san Agustín.
San Agustín confiesa que un día se preguntó qué era el Tiempo; y reconoce que lo sabía muy bien cuando no pensaba en preguntárselo; pero que se perdía en las encrucijadas de su mente en cuanto se aplicaba a este nombre, se detenía en él y lo aislaba de algún uso inmediato y de alguna expresión particular. Observación muy profunda...
Mi filósofo está en este punto: vacilando en el umbral temible que separa a una pregunta de una respuesta, obsesionado por el recuerdo de san Agustín, soñando en su penumbra en la confusión de ese gran santo:
"¿Qué es el Tiempo? Pero ¿qué es la Danza?...
Pero la Danza, se dice a sí mismo, no es al fin y al cabo más que una forma del Tiempo, no es más que la creación de una especie de tiempo, o de un tiempo de una especie completamente distinta y singular.
Ya lo tenemos menos preocupado: ha efectuado el matrimonio de dos dificultades. Cada una de ellas, en estado separado, lo dejaba perplejo y sin recursos; pero ahora están unidas. La unión será fecunda, quizá. De ella nacerán algunas ideas, y esto es precisamente lo que él busca, es su vicio y su juguete.
Mira entonces la bailarina con ojos extraordinarios, los ojos extralúcidos que transforman todo lo que ven en una presa del espíritu abstracto. Considera y descifra a su guisa el espectáculo.
Le parece que esa persona que danza se encierra, en cierto sentido, en una duración que ella engendra, una duración completamente hecha de energía actual, completamente hecha de nada que pueda durar. Ella es el instrumento, ella prodiga lo inestable, pasa por lo imposible, abusa de lo improbable; y a fuerza de negar con su esfuerzo el estado ordinario de las cosas, crea en las mentes la idea de otro estado, de un estado excepcional -un estado que no sería más que acción, una permanencia que se efectuaría y se consolidaría por medio de una producción incesante de trabajo, comparable a la vibrante posición de un abejorro o una esfinge ante el cáliz de flores que explora, y que permanece, cargado de potencia motriz, casi inmóvil, y sostenido por su aleteo increíblemente rápido.
Nuestro filósofo puede asimismo comparar a la bailarina con una llama y, en suma, con todo fenómeno visiblemente mantenido por el consumo intenso de una energía de calidad superior.
Le parece también que, en el estado danzante, todas las sensaciones del cuerpo a la vez motor y movido están encadenadas y en cierto orden -que se preguntan y se responden las unas a las otras, como si repercutieran, se reflejaran en la pared invisible de la esfera de las fuerzas de un ser vivo. Permítanme esta expresión terriblemente atrevida: no encuentro otra. Pero ustedes ya sabían de antemano que soy un escritor oscuro y complicado...
Mi filósofo -o, si lo prefieren, la mente afligida por la manía interrogadora- se plantea ante la danza sus preguntas acostumbradas. Aplica sus por qué y sus cómo; sus instrumentos habituales de elucidación, que son los medios de su arte; y trata de sustituir, como ustedes acaban de ver, la expresión inmediata y oportuna de las cosas por fórmulas más o menos extrañas que le permiten relacionar ese gracioso hecho de la danza con el conjunto de lo que sabe, o cree saber.
Intenta profundizar el misterio de un cuerpo que, de repente, como por efecto de un choque interior, entra en una especie de vida a la vez extrañamente inestable y extrañamente regulada; y a la vez extrañamente espontánea, pero extrañamente sabia y ciertamente elaborada.
Este cuerpo parece haberse desprendido de sus equilibrios habituales. Se diría que se las da de listo -quiero decir: de rápido- con su peso, cuya tendencia esquiva a cada instante. ¡No hablemos de sanciones!
En general, se impone a sí mismo un régimen periódico más o menos simple, que parece conservarse por sí solo; está como dotado de una elasticidad superior que parece recuperar el impulso de cada movimiento y lo restituye enseguida. Recuerda a la peonza, que se sostiene sobre la punta y que reacciona tan vivamente al menor choque.
"

Por consiguiente, la "danza" es susceptible de "gharam" si hacemos de él un objeto al "tiempo" y por el mismo libro y parte (LVI) del libro de Spinoza decimos que:

"Hay tantas clases de alegría, tristeza y deseo y, consiguientemente, hay tantas clases de cada afecto compuesto de ellos -como la fluctuación del ánimo-, o derivado de ellos -amor, odio, esperanza, miedo, etc.-, como clases de objetos que nos afectan."

Aunque, en todo momento, podemos decir como Ibn Arabi en su mismo libro y apartado:

"El amor original (hubb) es inherente al corazón de los amantes, el intenso deseo amoroso (shawq) lo es al de los enamorados con deseos ardientes, y el insomnio lo es al alma de los insomnes, y así sucesivamente con cada uno de los atributos del amor. Quien está bajo el dominio de todos estos afectos recibe el nombre de ser alienado por el amor (mughram) y su disposición amorosa se llama alienación de amor (gharam). Es, pues, un nombre que conviene a todas las características del amor que afectan al amante, y es también por ello por lo que éste no posee atributo más totalizador que la enajenación producida por el amor."

En resumidas cuentas, cabe estructurar al "gharam" en "mughram" o ser alienado por el amor, que es contrario a lo que Spinoza y Valéry vienen a afirmar en su comparación con la filosofía. Se diría que para lo que unos es un profundo trance metafísico y filosófico, para otros es una pérdida de corazón del "hubb" o "amor original".

Espero que haya merecido la extensión de esta entrada.

¡Gracias por el post y buenas tardes!


-COMENTARIOS ANEXOS.
->Amigos!! todos los videos disponibles en Giroscopio: Danza + Filosofía y DanzaNet S.C. , abrazos mexicanos!!

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