Una pequeña poesía de Catulo al nombre del patrón de mi ciudad


Al poeta de amor, a mi amigo
Cecilio quisiera, papiro, le dijeras
que venga a Verona y deje las murallas
de Como la Nueva y a orillas de Lario:
quiero que escuche algunos consejos
de un amigo suyo y tuyo.
Así que, si tiene seso, devorará el camino,
aunque una linda muchacha mil veces
lo reclame al partir y con las dos manos en su
cuello le suplique que retrase la marcha,
la misma que ahora, si las noticias no mienten,
muere por él de un amor sin control,
pues desde que ha leído el comienzo de su
Señora de Díndimo, un fuego abrasa
las entrañas de la pobrecilla.
Te perdono, muchacha más culta que
la Musa de Safo: pues Cecilio ha compuesto
un hermoso comienzo a su Gran Madre.

Esta poesía intemporal se llama "Invitación a Cecilio" (Poesías; 35) y es una que nos da una gran lección de compromiso, que es que primero está la familia y después el trabajo.

¡Gracias por quedaros a leer hasta aquí!

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