Una historia caldeada: El caldranga

-Post de FH.
"No hay cosa que haga más daño a una nación como el que la gente astuta pase por inteligente". Lo dijo el filósofo británico
Francis Bacon (1561-1626. ¿Se da mucho?


-Mi comentario.
Hay una curiosa historia en Gran Bretaña a este respecto, recogida en la "Historia de los reyes de Britania", de Godofredo de Monmouth (V. Los bárbaros: Constantino y Constante -los Escotos y los Pictos-; 89), que dice así:

"En cuanto Graciano el Munícipe se enteró de la muerte de Maximiano, asumió la corona del reino y se instaló en el trono de Britania. Pero fue tal la tiranía que ejerció sobre el pueblo que los plebeyos cayeron sobre él en catervas y lo mataron. Al divulgarse la noticia de esta muerte en los demás reinos, los enemigos a los que me he referido antes regresaron de Hibernia y, trayendo consigo a los Escotos, Noruegos y Daneses, devastaron el reino de mar a mar a hierro y a fuego. A consecuencia de estos ataques y de tan cruel opresión, los Britanos enviaron a Roma legados con cartas en las que pedían con lágrimas y súplicas que viniera una fuerza armada a vengarlos, y prometían sumisión perpetua con tal que los bárbaros fuesen expulsados de la isla. Una legión que no había tomado parte en los anteriores desastres fue inmediatamente enviada, transportándola en naves hasta Britania a través del océano. Nada más llegar, los Romanos trabaron combate cuerpo a cuerpo con el enemigo, mataron a un gran número de bárbaros, los expulsaron de la isla y liberaron al oprimido pueblo de la horrible devastación que lo afligía. Ordenaron después a los Britanos construir una muralla entre Albania y Deira, desde el mar hasta el mar. Una gran multitud de hombres participó en la construcción, que pretendía mantener a raya al enemigo y proporcionar protección a los ciudadanos. Albania había sido completamente devastada por los bárbaros que desembarcaran allí, y cualquier pueblo hostil la consideraba como un refugio seguro. Por ello, y utilizando fondos públicos y privados, los indígenas pusieron manos a la obra y terminaron la muralla."

Esta situación descrita podría recibir el adjetivo calificativo de caldranga (forma despectiva de "cald" o calenturiento, proveniente del latín "calidus" o caliente, y en aproximación a la voz catalana "calda" o reprensión severa), que es el bobo, criatura de escaso o ningún juicio, o tocho, debido a que Graciano, con astucia y poca inteligencia, pasa a ser la fuente de los problemas de Britania incluso tras su muerte.

En el libro que disteis en su día de Bacon ("Novum Organum"; "Aforismos sobre la interpretación de la naturaleza y el reino del hombre"; Libro I, 113) se da una recomendación personal contra los astutos, para localizarlos y pasar de su sombra:

"Creemos también que nuestro propio ejemplo puede constituir para los hombres una causa de legítima esperanza; y no lo decimos para alabarnos, sino porque es útil decirlo. Que aquellos a quienes falta la confianza vuelvan los ojos a mí, que más que ningún hombre de mi época estoy engolfado en los negocios, que no tengo salud muy buena, lo cual me hace perder mucho tiempo; que por otra parte, habiendo entrado el primero en esta nueva carrera, no voy siguiendo las huellas de nadie y carezco en absoluto de compañero en mi empresa y que, sin embargo, habiendo abordado resueltamente el verdadero método y sometido mi espíritu, he prestado, según creo, ciertos servicios efectivos, y que juzguen cuánto puede esperarse de los hombres desocupados, de la asociación de los trabajos, de la sucesión del tiempo, considerando los frutos que nosotros mismos hemos producido, sobre todo en una senda que no sólo es accesible a las inteligencias aisladas, como el método racional, sino en la que los trabajos y la labor de los hombres, principalmente en lo que concierne a la recolección de las experiencias, pueden perfectamente ser divididos y reunidos luego. Los hombres reconocerán finalmente sus fuerzas cuando no recomiencen todos la misma obra, sino cuando se repartan entre sí la tarea común."

Luego se es inteligente, fuera de la calificación de caldranga (que es iniciada con una astucia), siempre y cuando se sepa iniciar una corriente no explorada del saber o la historia o se opte por desarrollar una parte de lo ya desarrollado. Lo cual es obvio si se quiere progresar.

Por lo tanto, he ahí otra de las razones por las que digo que el tiempo, analizado de manera occidental, es un tidoc.

¡Gracias por el post y buen día!

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