El egoísmo: el principio de Eris

-Post de FH.
"La guerra es el arte de destruir hombres, la política es el arte de engañarlos". Claro y contundente Jean Le Rond D'Alembert (1717-1783), filósofo, físico y matemático francés. ¿Pero sincero? En la definición de guerra estaremos más de acuerdo en que sí, pero ¿en la de política?


-Mi comentario.
Hay un pasaje de "El mundo como voluntad y representación, vol.1" (Libro cuarto; Segunda consideración; 393), de Schopenhauer, que me gusta para este tema de política. Este dice así:

"[Esto se presenta por doquier ante nuestros ojos, tanto en las cosas más insignificantes como en aquellas que no carecen de relevancia; lo vemos, ora en su vertiente más horrenda, en la vida de los grandes tiranos y hombres malvados, así como en las guerras que asolan al mundo, ora en su vertiente] más irrisoria, donde el tema es la comedia y destaca sobre todo en la presunción y la vanidad, tal como ha expuesto en abstracto mejor que ningún otro La Rochefoucauld: lo vemos en la historia del mundo y en la propia experiencia. Pero se pone más claramente de relieve cuando una muchedumbre se ve desligada de toda ley y orden: ahí se muestra del modo más nítido "la guerra de todos contra todos" que Hobbes ha descrito magistralmente en el primer capítulo de su Del ciudadano. Ello muestra cómo cada cual no sólo intenta quitarle al otro aquello que quiere él mismo, sino que con frecuencia el uno llega a destruir toda la dicha o incluso la vida del otro, para incrementar su propio bienestar mediante una insignificante adición. Ésta es la máxima expresión del egoísmo, cuyas manifestaciones sólo quedan superadas en este sentido por las de la maldad propiamente dicha, que busca de forma completamente desinteresada el sufrimiento y el dolor de otros, sin obtener ninguna ventaja propia; pronto volveremos sobre ello. Este descubrimiento de las fuentes del egoísmo cabe ser cotejado con la presentación hecha en el S 14 de mi ensayo Sobre el fundamento de la moral.
Una fuente principal del sufrimiento, que más arriba hemos encontrado como consustancial e inevitablemente aneja a toda vida, tan pronto como hace acto de presencia bajo una forma determinada, es aquella Eris, la lucha entre todos los individuos, la expresión de la contradicción con que se halla entrampada en su interior la voluntad de vivir y que cobra visibilidad merced al principio de individuación: las luchas de los animales son cruel medio que representa inmediata y gráficamente todo esto. En esta disensión originaria tiene su sede una inagotable fuente del sufrimiento, pese a todas las precauciones tomadas en contra suya y que pasamos a examinar.
S 62.
Según se ha visto, la primera y sencilla afirmación de la voluntad de vivir es tan sólo la afirmación del propio cuerpo, esto es, la presentación de la voluntad en el tiempo a través de actos, mientras el cuerpo, en su forma y finalidad, [es la misma voluntad presentada tan sólo en el espacio.]
"

D'Alembert, como dice Schopenhauer, basa su individuación en el principio de Eris o discordia, por ello es por lo que subsume la política a la guerra y esta al egoísmo en la guerra de todos contra todos. Sin embargo, Schopenhauer afirmaba que solo es la voluntad del cuerpo en vivir.

Normalmente, quien piensa así en España recibe el adjetivo calificativo de menudencia (persona o cosa de muy poco aprecio y estimación; minucia, nimiedad. Dicho de persona: don nadie, mierdecilla, cantamañanas que está a verlas venir y no tiene dónde caerse muerto. Se dice teniendo el hablante in mente los despojos y partes muy pequeñas que quedan del cerdo tras la matanza, o del menudillo de las aves con lo que se solía hacer sopa. También del inconstante en sus cosas y que presto cambia de parecer dejándose deslumbrar más por las cosas menudas que por las grandes y enjundiosas. Es acompañado de la voz tío o tía. Del latín "minuere" o menguar, a través de "minus" o menos).

¡Gracias por el post y buen día!

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