Sobre la confianza y la familiaridad

-Post de FH.
"Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo". Armando Palacio Valdés (1853-1938), escritor español. Filosofamos hoy sobre la confianza. ¿Virtud o condena? ¿Virtud, si no es ciega sino medida? ¿Condena siempre por lo que supone de volcar en el otro nuestro destino?


-Mi comentario.
En la Eneida de Virgilio (Libro V; 550-555) se dice:

""...que guíe su tropa en honor del abuelo y se exhiba
con sus armas", dice. Él mismo pide a toda la gente dispersa
que se retiren de la larga pista y que dejen el campo libre.
Avanzan los muchachos y en línea ante la mirada de sus padres
resplandecen en los frenados caballos, asombrada por su desfile
se enardece toda la juventud de Trinacria y de Troya.
"

Aquí se puede ver que la confianza ha de venir de lo familiar, que es lo que te da posibilidades para tu expresión, y que los sentimientos o caballos se han de frenar ante los padres en casa (Trinacria) y en las peleas (Troya).

Para Séneca, en su libro "De la cólera" (Libro II; 35 -4-), se explica de este modo:

"[...] el estremecimiento. ¿Cuál piensas es el alma por dentro de quien al exterior su apariencia es tan repulsiva? ¡Cuánto más terrible dentro de su pecho es su aspecto, más violenta su respiración, más destemplado su ímpetu, que explotaría si no explotara! Cual es el aspecto de los enemigos o [de las fieras...]".

Por lo tanto, diría que la confianza es una virtud si posee la familiaridad y una condena si no posee dicha familiaridad, por el simple hecho de que tu apariencia externa e interna son sinónimas.

La virtud de la confianza es medida, porque hasta tal o cual punto se puede entender como tal, pasado ese punto es desconfianza.

Si fuese una condena es que no conoces tanto a la persona en la que te has volcado porque la familiaridad es preparación.

Una persona que carece de familiaridad y confianza puede obtener el adjetivo calificativo de desficioso (persona desabrida y displicente. Del aragonés antiguo "desfizio" o fastidio).

¡Gracias por el post y buen día!

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