Akbar y la organización de los Tártaros o Mongoles: El parchís

-Post de f & Co.
AKBAR, UN EMPERADOR MUUUUY GRANDE
Sobre todo si hablamos de tolerancia. Akbar era emperador de la India en tiempos de Felipe II y le mandó una carta en favor de la tolerancia religiosa. Si quieres saber más...
https://blogs.herdereditorial.com/…/akbar-rey-tolerancia-r…/



-Mi comentario.
Lo más exacto, de la verdad divina de los mongoles que se posee en occidente, es la de "El libro de las maravillas" (Libro I; LXX) de Marco Polo. Este dice:

"Y sabed ahora que su ley es la siguiente. Dicen que existe un Dios grande, sublime y celeste, a quien todos los días, con incensario e incienso, no piden otra cosa que buen entendimiento y salud. Porque tienen un dios que llaman Natigai, del que dicen que es su dios terreno, que conserva sus mujeres, sus hijos, sus animales y sus granos. Le hacen gran reverencia y gran honor, y todos le tienen en lugar honorable en su casa. Porque hacen este dios de fieltro y de tela, y, creyendo que tiene mujer e hijos, hacen también de tela una imagen femenina, diciendo que es la mujer del dios; y hacen otras imágenes pequeñas y dicen que son sus hijos. Ponen a la mujer del dios a mano izquierda y a los hijos delante, fingiendo que le hacen reverencia; los tienen a todos decentemente cubiertos y les rinden bastantes honores. Y cuando van a comer o a cenar, primero toman un poco de gordo de la carne y untan la boca del dios, de su mujer y de sus hijos; luego toman caldo para lavarles la boca, y lo esparcen en su honor fuera de la puerta de la casa o de la habitación donde está ese dios, para los demás espíritus. Y una vez que han hecho esto, dicen que su dios y su familia han recibido su parte. Luego comen y beben el resto como les place. Porque sabed que beben leche de burra, pero os aseguro que también saben prepararla de manera que parece vino blanco, y es muy buena de beber, y en su lengua la llaman chemis. Sus vestidos son así: los hombres ricos y nobles se visten con ropas de oro y ropas de seda y bajo la capa llevan pieles de cibelina y de armiño, de vero y de zorro, y de toda suerte de ricas peleterías; y todos sus adornos y vestidos bordados de pieles son muy hermosos y de gran valor.
Sus armas son arcos y flechas, espadas y mazas herradas, y algunas lanzas y hachas, pero se sirven del arco más que de cualquier otra cosa, porque son extremadamente buenos arqueros, los mejores del mundo, y dependen mucho de sus flechas desde la infancia. Sobre su cuerpo llevan una armadura muy gruesa de cuero de búfalo o de otro animal, y es cuero cocido muy duro y resistente.
Son buenos hombres de armas y muy valerosos, y hacen poco caso de su vida, que exponen a cualquier riesgo sin ningún miramiento, y son muy crueles. Y voy a deciros por qué son capaces de hacer más que los demás hombres. Cuando el ejército parte para la guerra o para cualquier otra necesidad, con más gusto y valor que el resto del mundo se someten a esos trabajos y muchas veces, si es necesario, el hombre caminará o permanecerá un mes sin más alimento que la leche de una burra y la carne de los animales que mate con su arco. Y su caballo pastará de cualquier hierba que encuentre a la orilla de los caminos al viajar; por eso no tiene ninguna necesidad de llevar consigo avena, heno o paja. Son muy obedientes a su señor; y os digo que, si es preciso permanecen dos días y dos noches a caballo sin bajarse; el hombre se queda toda la noche sobre el caballo irá mientras tanto paciendo la hierba que encuentre. Son la gente del mundo que más duramente sufre y soporta fatigas, hace el menor gasto y se contenta con poquísimo alimento; he ahí por qué son mejores que otros para conquistar ciudades, tierras y reinos. Eso es lo que hemos visto, y vosotros habéis oído y vais a oír en este libro cómo esos antiguos siervos son ahora señores del mundo.
Están organizados de la manera que os voy a contar. Sabed que, cuando un señor de los tártaros va a la guerra, toma consigo cien mil hombres a caballo; ordena su asunto como vais a oír: pone un jefe en cada decena, uno en cada centena, uno en cada millar y uno en cada diez mil, de suerte que no tiene más que deliberar con diez hombres; los que son señores de diez mil hombres no tienen que consultar más que con otros diez; y el que es señor de mil no tiene que vérselas más que con diez hombres; y también el que es señor de una centena sólo tiene que reunirse con diez. De la forma que habéis oído cada cual responde a su jefe. Diez jefes de diez responden a un jefe de cien, diez jefes de cien responden a un jefe de mil, y diez jefes de mil responden a un jefe de diez mil; y de esta manera cada hombre o capitán, sin más esfuerzo ni fatiga, sólo tiene que encontrarse con diez hombres, con tan buen orden que es maravilla. Y cuando el señor de cien mil quiere, por algún motivo, mandar a una compañía en cierta dirección, manda a un jefe de diez mil que le dé mil hombres; y el jefe de diez mil manda a los jefes de mil que le den cada uno su parte proporcional, que es de cien hombres; y cada jefe de mil a los jefes de cien hombres, y cada jefe de cien hombres manda a los jefes de diez que cada uno dé un hombre, con lo que se alcanza a los mil hombres. Y cada uno de los diezmeros sabe inmediatamente las partes que le conciernen y da otras tantas, y el centenero lo mismo con el jefe de un millar, y el jefe de mil con el jefe de diez mil. Así se escogen mil hombres entre diez mil. Esta práctica se mantiene en tan buen orden, que todos intervienen de modo rotativo y cada cual sabe cuándo le toca su turno de ser seleccionado. Además todos obedecen inmediatamente cuando han sido escogidos; todos obedecen a quien le ha mandado más que a cualquier otra persona del mundo. Y sabed que la compañía de cien mil hombres se llama en su lengua tuc, y una compañía de diez mil un tomán. De este modo el ejército se ordena por millares, centenas y decenas, y lo mismo hacen con un ejército grande que con uno pequeño.
[...]
"

Como se puede ver en este extensísimo relato que continúa, y que no es cuestión de rebatir en este momento debido a que es un solo artículo, explicando términos como la organización, que no las conquistas, su método y las leyes, los Mongoles o Tártaros originarios creen en una dualidad cielo-tierra llamada "Tengri-Eotugen" llamada, también, "Itoga", que es lo que llama Marco Polo "Natigai" o Dios para ellos, y es la base de su versatilidad. El "chemis", "kimiz" o "kumis" o leche de burra o yegua fermentada es la base de su creencia, ya que la prolactina y el alcohol hacen que el tártaro o mongol tenga una afinidad especial por la unión y el mal. Esto los lleva a una gran versatilidad creativa, unión y maldad, que se traduce en su sistema organizativo en red ("tuc" o "tough" de "tomán" o "tutmán" de "miny", que tiene como última unidad el "guz").

De ahí viene su producto más desconocido e incomprendido, el "parchís", que bien explicáis vosotros, pero que de la Biblia salía su crítica más feroz en el "Libro Primero de los Reyes" (11; 14-17) con la aversión. También recibe acogida, críticas y extinción en "El Corán" (Suras 9-104 y 26-86) con:

"¿No saben que Dios es Quien acepta el arrepentimiento de Sus siervos y recibe las limosnas y que Dios es Indulgente, el Misericordioso?
¡Perdona a mi padre, estaba extraviado!
"

Por eso se les llama Tártaros, porque estaban extrañados y olvidados, y por ello es por lo que me parece que se terminaron de añadir a cada uno de los países que conquistaron.

No obstante, su método de organización es muy original, tal se parece al de internet hoy día. Pero el mismo Nagaryuna nos dice (77):

"Ten compasión y ayuda a las formas de vida inferior.
Esfuérzate al máximo en la práctica del Darma y la virtud.
Mantén puros los juramentos y votos que hayas tomado.
Hazlo así, y la paz y el gozo serán tuyos.
"

Si finalmente consiguieron estabilizar su visión destructiva con los hindúes y procurar paz tanto mejor lo harían y el avance para ellos sería mayor.

Eso es lo que opino.

¡Gracias por el post y buen día!

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