El arte de ser libre y el aprendizaje de la libertad

-Post de f & Co.
Alexis Tocqueville (1805-1859). Político e historiador francés.


-Mi comentario.
Hay una historia de "El gran libro de los perros" (Isabel Fernández Reviriego en "Pánico escénico"), que es de edición reciente, que habla sobre la fecundidad en maravillas del arte de ser libre y la dureza del aprendizaje de la libertad, dice así:

"Es viernes y anochece en Budapest; me dispongo a dar un concierto en el centro de la ciudad. En la sala, gente brinda con jarras de cerveza y charla acaloradamente, mientras fuera caen gruesos copos de nieve en silencio. La mayoría de los asistentes son jóvenes. Los observo y me hacen titubear, me pregunto si estoy en Hungría o continúo en Italia.
Me sitúo junto al escenario esperando mi turno. Comienzo a estar muy nerviosa y siento la angustia de todas las noches. Me recoloco la ropa, me desenredo el pelo con los dedos y trato de vislumbrar mi reflejo en el cristal. Intento repasar en mi cabeza las canciones pero a mi mente sólo acuden imágenes de mi perro: veo su hocico, los bigotes, la cola y sus orejas planas y grandes. También puedo recrear su gesto mientras duerme. La aflicción crece y me invade el pánico escénico. Pienso en las manchas que tiene en el pecho y en las patas. Me apetece mirar fotos suyas en el móvil pero no voy a hacerlo. Solo sujeto el teléfono con la mano, dentro del bolsillo. ¿Tendrá frío? ¿Y si se atraganta con algo? ¿Y si se hace daño? ¿y si se pierde? Agarro el móvil con más fuerza, como si fuera su correa.
Mi abuelo tenía un perro de aguas llamado King. Siendo yo una niña solía acompañarnos los fines de semana en los paseos matutinos por el monte. Buscábamos fósiles marinos en las montañas de Burgos: resulta inverosímil pero los caminos estaban repletos de erizos, berberechos y caracolillos de mar petrificados. Pasábamos así los sábados, disfrutando de largas caminatas en las que mi padre y mi abuelo conversaban sobre la actualidad y sus propios problemas, mientras King y yo les seguíamos, escarbando la tierra con un palito y guardando los fósiles en una caja de zapatos. Algunas veces encontramos caracolas perfectas del tamaño de mi mano. En una ocasión hayamos una espina dorsal de pescado impecablemente grabada en una piedra. King ya era mayor, en sus primeros años de vida había sido el perro de caza de mi abuelo. También tenía orejas planas y grandes manchas color chocolate. Aquella zona estaba llena de víboras y un verano, mientras King me acompañaba en nuestras exploraciones, una serpiente maldita le picó. El perro se fue hinchando y su color se tornó violeta en cuestión de minutos. No sirvió de nada correr al pueblo para intentar que el veterinario lo salvara. Murió tras ser picado por una víbora, estando a mi lado. No supe cuidarlo.
Es mi turno y tengo que subir al escenario. La pierna derecha me tiembla como una hoja, mis cuerdas vocales están paralizadas y lo último que deseo es ser observada por un montón de gente. Querría estar acariciando sus patas, tapándole con una manta o atendiendo sus ladridos. Cada vez hace más calor y todos hablan más alto. Hay un chico tambaleándose sobre mis pedales y dos chicas acaban de derramar una jarra sobre sus propios abrigos. Mientras me acomodo junto a los instrumentos, siento mis mofletes arder y el corazón palpitar a trompicones.
Voy a empezar a tocar. Respiro y la voz cruza la sala desde mi garganta. Cierro los ojos despacio. Que nada le ocurra, que nada le haga daño."

Este curioso pánico escénico me recuerda a mi en mi primer concierto de piano ante un auditorio que no conocía, solo que en mi era pánico a las miradas. La fecundidad en maravillas del arte de ser libre es que haya asociado a un perro (símbolo de libertad y transgresión) de su pasado, que murió fortuitamente investigando la muerte, con su pánico escénico en un auditorio completamente extraño. El aprendizaje de la libertad es que, al igual que las víboras, siempre hay gente venenosa si lo haces mal.

Hay una serie de "Insomnios" (pags. 55-58), de Victoria León, que nos profundizan más en este sentimiento:
"EN medio de la euforia colectiva, cuánto desamparo solitario."
"LAS cloacas de la cobardía están llenas de mentiras gratuitas."
"A VECES probamos disfraces únicamente para averiguar quién somos cuando los abandonamos."
"CUANDO algunas músicas callan, el silencio tiene algo de abismo."
"NADA verdaderamente inolvidable nos sucede nunca por segunda vez."
"CUÁNTA ternura extraviada por el camino del miedo."
"PARA todo lo extraordinario haría falta un manual de instrucciones minucioso."

Eso es lo que veo hoy.

¡Gracias por el post y buen día!

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