Diferencias en la intimidad de un cordobés a un granadino

-Post de f & Co.
El particular elogio de la pereza y la lentitud del poeta Rafael Espejo: “La imagen de alguien recostado en el sofá con la tele apagada, sin producir ni consumir, suele poner nerviosa a la gente”. Lo dice en esta entrevista de Luis Reguero. Por cierto, ¿cuál es vuestra revolución más silenciosa? https://elasombrario.com/lentitud-incluso-pereza-revoluci…/

-Mi comentario.
Lo comprendo muy bien, pero no es el uso cordobés sino el granadino el que se aplica en mi ciudad. Ayes Tortosa y Shinobu Wakabayashi lo explican así en un poema, titulado "¿Por delante de la tapia?" (I y II), que nos dice:

"¿Por delante de la tapia?
¡¡Nada!!
Un viento que tú no ves,
un vago rumor de nubes,
el humo de la mañana,
y la sombra de un ciprés.

¿Y por detrás de la tapia?
¡¡Todo!!
Un huerto de cien colores,
naranjos y limoneros,
arrayanes y rosales,
rincones para los sueños,
un palacete de agua,
cincuenta mil mariposas...

Por dentro, todo es soñar
y reir.
¿Y por fuera, Albaicín?:
humildad de contemplar.
Corazones de las casas
y gentes de mi ciudad:
una tapia bajo el sol,
hecha de silencio y cal.
Pero si sabes entrar,
¡cómo brilla el corazón!"

La primera parte corresponde a la forma de ser andaluza, en general, que es la cordobesa, la segunda parte corresponde a la forma de ser granadina, que también es oculta, pero tiene un matiz, que si la sabes abrir ésta es puro conocimiento. Tiene un yo errado o índice en "i", o concepto de "reir" siendo dedo corazón.

Esta verdad poética, en su forma externa (delante de la tapia), tiene una filosofía que es la del "proverbio japonés" de:

"Guei wa mi tasukeru"

O:

"Yo te amo (recomendaré)."

Pero internamente hay que hacer nuestro una parte, de los "Cuentos del Albaicín" (IV), cuando se dice:

"La verdad es que tampoco cerraba en verano ni en navidad. Algunos parroquianos se tomaban en Noche Vieja las uvas con él, directamente de la caja, y cantaban villancicos alrededor de un belén hecho con patatas y palillos de dientes.
La gente del barrio entraba y le pedía:
-Nicolás, ¿me vende un limón?
-Nicolás, ¿tiene perejil?
-Nicolás, yo quiero jabón.
-Nicolás, déme un colorín...
Y de todo tenía: muñecas, botones, paraguas, regaliz, roscos, calcetines...
¿Cómo podía ser?"

Un comercio o una actividad que se considere granadina, ha de ser sobria por fuera y que tenga de todo en abundancia por dentro, como bien indico en la primera parte del poema.

La diferencia entre estar en Córdoba y en Granada, como tal indica la segunda parte del poema, es la diferencia de dos términos culturales:
1º) En Córdoba se dice llamar a una casa como "torteá", y va aparejada con el que no puedas entrar.
2º) En Granada se dice el hacer el espacio como "rebullíh", que es un agobio por falta de espacio físico.
En un lado se te quiere fuera por costumbre y en otro se te pide espacio por publicidad.

Por eso, un cordobés, como el que os habéis sacado de la manga, nunca querrá publicidad de lo suyo, pero un granadino estará contento de que vengas a su casa o comercio, siempre y cuando le dejes espacio. El efecto es el mismo, pero la mecánica diferente, y su resultado también.

¡Gracias por el post y buenas tardes!

Comentarios