Decus

Hoy voy a hablar por libre, menos atado a la circunstancia y más atado a la opinión.

Puede darnos lo mismo lo que sienta alguien en particular, pero no alguien a quien honremos, puesto que esta honra va ligada a nuestros pensamientos ¿qué es la moral? ¿cómo se identifica en cada época? ¿podemos tener moral propia?


Como bien indica Cicerón, la moral o decus, es la honra, el ornamento, decoro, gloria, esplendor, lustre, grandeza, dignidad, alabanza o reputación unidas al deber o la virtud.

Empecemos por el deber o la virtud para dar paso a la moral y cojamos unos versiculos de moral tradicional de la Biblia, que sean claros en su desarrollo (Mateo 18; 1-4 ¿Quién es el mayor?): "En aquel momento se acercaron a Jesus los discipulos y le dijeron: ¿Quién es, pues, el mayor en el Reino de los Cielos? El llamó a un niño, le puso en medio de ellos y dijo: "Yo os aseguro: si no cambiais y os hacéis como los niños no entraréis en el Reino de los Cielos. Así pues, quien se haga pequeño como este niño, ése es el mayor en el Reino de los Cielos".

Deber, tienes poco deber más el que te caiga de la situación. Virtud, la que te ganes en el día a día, siempre, como al principio. Por tanto, honra tendrás la justa y la que te ganes al momento, tendrás poco ornamento pero no rechazarás la mejora y la podrás decusar todas y cada una de las veces que necesites, decoro el que te permita tu naturaleza, la gloria será un sueño, el esplendor una causa, el lustre vendrá por naturaleza. Grande serás, digno al igual que entrometido y la alabanza o la reputación tan efímeras como inconstantes.

No me parecen malos objetivos para la moral, pero como dice Engels, citando al Código de Napoleón "L'enfant conçu pendant le mariage a pour père le mari", la moral se compone del momento que vivimos, así que propongo, más que ser como un niño (ya que existen los divorcios), que grande seas desde el mismo momento en el que te lo propongas, labres una dignidad basada en el respeto a la situación y la alabanza y la reputación, sean al estilo, de la propuesta, del "sabio" de Séneca. Porque si bien, las cosas son efímeras, nadie puede negarnos guardar su sabiduría.

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