Otras cosas más sobre el pesimismo

-Post de FH.
Recuperamos este artículo de la escritora Carmen Posadas que nos recuerda muy mucho a uno que publicamos (allá por 2016) en la revista Filosofía Hoy. A ver qué opináis.

¿Por qué hemos convertido en optimismo en una pseudoreligión radical?


-Mi comentario.
Yo no soy tan pesimista como algunos pudieran ver en mi, pero me recupero a marchas dobles del optimismo estúpido de mi juventud, desde mi adquirida, a palos, adultez.

Lo bueno de ver el sentido maligno de todas las cosas es que puedes tener un criterio más fiel a la hora de escoger las cosas que tienes a tu alrededor. Lo malo de ver las cosas desde su sentido malo (o dando un paso más hacia lo catastrófico) es que terminas reflejándolas y absorbiendo toda la maldad que podrías comprimir en un solo "no", que te sacaría de lo irredento del nihilismo.

¿Por qué la gente prefiere el optimismo?

Precisamente por eso último que os he dicho, por el miedo a reflejar un "no" que podría llevarte a una enfermedad.

El pesimismo, en sí, es una forma más de manipular "mónada" de nuestra vida que tanto ha atraído a los intelectuales nórdicos desde Descartes y Leibniz.

En cuanto a vuestra pregunta es obvia, porque lo optimista no implica esfuerzo cognitivo ninguno, es maritalmente correcto y pasionalmente deseable. Por otro lado tenemos lo pesimista, que es todo lo que he dicho hasta el momento.

El optimismo es, pues, la enfermedad del "sí".

¡Gracias por el post y buen día!

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