Sobre la necesidad

-Post de f & Co.
Epicuro de Samos (341 aC-270 aC). Filósofo griego.


-Mi comentario.
Hay un relato de Fernando Iwasaki, llamado "El sake del pelotari" (III), que nos habla de la necesidad y su imperio, dice así:

"La presentadora quería saber cómo Murrieta había conseguido sobrevivir más de treinta años sin las costumbres, manjares y tradiciones del País Vasco, a lo que el viejo jesuita respondió con una de las sentencias que hicieron historia dentro del programa: "Como yo no he ido a la montaña, pues la montaña me la he traído, joder".
Entonces Murrieta, caminando muy despacito del brazo de la presentadora, fue mostrándoles a los televidentes la cocina de su casa, donde en aquel preciso instante Tsurunaga salpimentaba una piperrada de setas, para servirla con pollo de caserío y pinchitos de conejo silvestre. "El Ahitori me ha prohibido las chistorras, joder -refunfuñaba Murrieta, mientras la cámara recorría un frigorífico alicatado de chuletones y solomillos, hasta detenerse en una alacena llena de mieles, jaleas, mermeladas, embutidos, frutos secos y todo tipo de conservas caseras- pero gracias a Dios todavía me deja comer cuajada".
-¿Cuajada de leche pura de oveja? -quiso saber la presentadora.
-Ahivá la hostia, cuajada de flan de cigala, ¿no te jode? -respondió Murrieta resignado-. Pero ya nos acostumbramos, pues -y se zampó una cucharada que anegó de crustáceos el estómago de los puristas.
Recorriendo el caserío, Murrieta mostró los peñascos de Tsurunaga le bajaba de las montañas para mantenerlo en forma, el jardín medieval donde Ahitori bailaba el aurresku, el centenario cerezo cuyas primeras flores anunciaban el Aberri Eguna y la pagoda del batzoki construida por Tsurunaga. Y aunque para entonces la audiencia ya estaba entregada, el delirio estalló cuando Murrieta le mostró la pista del frontón, obra maestra de Ahitori, preparador de pelotaris de Ogimachi, que ya estaba tercero en el eusko-ránking.
-¿Y a su discípulo, cómo ha podido enseñarle tantas cosas, padre? -preguntó conmovida la presentadora, secándose los lagrimones.
-¡Y una hostia le iba a enseñar yo a ese!
-¿A ver si no va a ser su alumno el morrosko ese?
-Que ni es mi alumno ni es morrosko, joder. ¡Si el cabrón es mucho mayor que yo!
-¿Y por qué sabe todo lo que sabe el japonés ese, pues?
-¡Porque no es japonés, joder; sino más vasco que nosotros!"

Hay un "proverbio japonés", para la necesidad, que nos provee contra las malas costumbres, dice así:

"Kakusu koto wa kuchi yori dasuna"

O:

"Es mejor hacerlo que esconderlo."

Mientras una persona normal, de occidente, prefiere no hacer y no mostrar, un japonés se fija en cómo lo haces, para terminar imitándote a la perfección. Ese es su secreto contra la necesidad, que se traduce en inglés como:

"Do not let secrets leave your mouth."

O:

"No dejes secretos a tu boca."

Que en "refranes ingleses" es:

"Loose lips sink ships."

O:

"Labios sueltos hunden barcos."

La mejor manera de prevenir contra la necesidad es ver más que decir, e imitar lo que el otro hace o dice, que desde mi punto de vista ha de ser tendiendo al bien, que no a la necesidad, ya que es otra forma de guardar secretos más productiva, el no descubrirlos y observar atentamente cómo se hacen, superándolos.

Si has superado los secretos, ¿qué riesgo hay de que sean desvelados? Riesgo habría si no los hubieras superado, en tal caso serías tonto de desvelarlos, ya que, como dije ayer, no tienes suficiente potencia como para hacerlos realidad.

Eso es lo que veo.

¡Gracias por el post y buen día!

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